Los ángeles en la era patriarcal
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con el cielo. Si no hubiese salvado por sus méritos el abismo pro-
ducido por el pecado, los ángeles ministradores no habrían podido
tratar con el hombre caído...
Con nueva y duradera fe en las promesas divinas, y seguro de la
presencia y protección de los ángeles celestiales, prosiguió Jacob su
jornada “a la tierra de los orientales”.—
Historia de los Patriarcas y
Profetas, 176-186
.
Aunque Jacob había dejado a Padan-aram en obediencia a la
instrucción divina, no volvió sin muchos temores por el mismo
camino por donde había pasado como fugitivo veinte años antes.
Recordaba siempre el pecado que había cometido al engañar a su
padre... A medida que se acercaba al fin de su viaje, el recuerdo
de Esaú le traía muchos presentimientos aflictivos... Nuevamente
el Señor dio a Jacob otra señal del amparo divino.—
Historia de los
Patriarcas y Profetas, 194
.
Cuando Jacob continuó su viaje, los ángeles se presentaron.
Al verlos, dijo: “Campamento de Dios es este”.
Génesis 32:2
. En
un sueño vio a los ángeles de Dios acampando alrededor de él.—
Spiritual Gifts 3:127
.
Directamente delante de él, como si estuvieran mostrando el
camino, Jacob vio dos compañías de ángeles, guiándolo y prote-
giéndolo. Al verlos, brotaron de sus labios palabras de alabanza y
exclamó: “Campamento de Dios es este”. Y llamó el nombre de
aquel lugar Mahanaim, que significa dos huestes o compañías.—
The
Signs of the Times, 20 de noviembre de 1879
.
[91]
Sin embargo, Jacob creyó que debía hacer algo en favor de su
propia seguridad. Mandó, pues, mensajeros a su hermano con un
saludo conciliatorio... Pero los siervos volvieron con la noticia de
que Esaú se acercaba con cuatrocientos hombres, y que no había
dado contestación al mensaje amistoso... “Entonces Jacob tuvo gran
temor, y se angustió”... Dividió [a su familia y sus siervos] en dos
grupos, de modo que si uno fuese atacado, el otro tuviera ocasión de
huir...
Había llegado ahora al río Jaboc, y cuando vino la noche Jacob
mandó a su familia cruzar el vado al otro lado del río, quedándose él
solo atrás. Había decidido pasar la noche en oración y deseaba estar
solo con Dios...