Página 74 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
De pronto sintió una mano fuerte sobre él. Creyó que un enemi-
go atentaba contra su vida, y trató de librarse de las manos de su
agresor. En las tinieblas los dos lucharon por predominar. No se
pronunció una sola palabra, pero Jacob desplegó todas sus energías
y ni un momento cejó en sus esfuerzos. Mientras así luchaba por su
vida, el sentimiento de su culpa pesaba sobre su alma; sus pecados
surgieron ante él, para alejarlo de Dios. Pero en su terrible aflicción
recordaba las promesas del Señor, y su corazón exhalaba súplicas
de misericordia.
La lucha duró hasta poco antes del amanecer, cuando el desco-
nocido tocó el muslo de Jacob, dejándolo incapacitado en el acto.
Entonces reconoció el patriarca el carácter de su adversario. Com-
prendió que había luchado con un mensajero celestial, y que por eso
sus esfuerzos casi sobrehumanos no habían obtenido la victoria.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 195-196
.
El que luchó con Jacob es llamado “un varón”. Oseas lo identifica
[92]
como “el ángel”. Jacob dice de él: “Vi a Dios cara a cara”. También
se dice que tenía poder ante Dios. Era, en verdad, la Majestad del
cielo; el Angel del pacto, quien se apareció a Jacob en la forma y
apariencia de un hombre.—
The Signs of the Times, 20 de noviembre
de 1879
.
Era Cristo, “el Angel del pacto”, el que se había revelado a Jacob.
El patriarca estaba imposibilitado y sufría el dolor más agudo, pero
no aflojó su asidero... Debía tener la seguridad de que su pecado
estaba perdonado... El Angel trató de librarse de él y le exhortó:
“Déjame, porque raya el alba”; pero Jacob contestó: “No te dejaré, si
no me bendices”.
Génesis 32:26
. Si ésta hubiese sido una confianza
jactanciosa y presumida, Jacob habría sido aniquilado en el acto;
pero tenía la seguridad del que confiesa su propia indignidad, y sin
embargo confía en la fidelidad del Dios que cumple su pacto. Jacob
“venció al Angel y prevaleció”.
Oseas 12:4
...
Mientras Jacob luchaba con el Angel, otro mensajero celestial
fue enviado a Esaú. En un sueño éste vio a su hermano desterrado
durante veinte años de la casa de su padre; presenció el dolor que
sentiría al saber que su madre había muerto; le vio rodeado de las
huestes de Dios. Esaú relató este sueño a sus soldados, con la orden
de que no hicieran daño alguno a Jacob, porque el Dios de su padre
estaba con él...