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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
que deben seguir. Serán consolados ellos mismos, por sus palabras
de consuelo a los afligidos. Al ayudar a otros, ellos mismos serán
ayudados a salir de sus dificultades. El gozo toma el lugar del pesar
y de la lobreguez. El corazón lleno del Espíritu de Dios brilla con
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cordialidad, para con cada prójimo. Todo el que haga esto, no estará
más en oscuridad, pues su “oscuridad” será como “el mediodía”.—
Comentario Bíblico Adventista 4:1173
.
Debemos tener simpatía por los demás, no por nosotros mis-
mos
—Las vidas de algunos carecen de paz y alegría, porque nunca
salen del círculo del yo. Siempre están requiriendo la simpatía de
los demás. Si trataran de ver cuán útiles pueden ser, y quisieran
pronunciar palabras de amor y de ánimo, sus almas, secas y tristes
ahora, se convertirían en un jardín bien regado.—
Hijos e Hijas de
Dios, 90
.
Las palabras apasionadas
—Una palabra apasionada le dará a
Satanás la ventaja, y muchas veces herirá su propia alma, y desviará
a otros de la luz.—
The Review and Herald, 3 de mayo de 1887
.
La ira intoxica
—Cuando alguien se enoja, está tan intoxicado,
como el que ha bebido una copa. Aprendamos la elocuencia del
silencio, y sepamos que Dios respeta lo que ha sido adquirido por la
sangre de Cristo. Adiestrémonos a nosotros mismos. Debemos subir
cada vez más alto y estar cada vez más cerca de Dios. Eliminemos
los escombros del camino real. Abramos paso para que el Rey
pueda caminar entre nosotros. Eliminemos de nuestros labios, la
comunicación contaminada.—
Mente, Carácter y Personalidad 2:224
.
La vehemencia perjudica
—Tendrá que pasar por duras prue-
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bas. Ponga su confianza en el Señor Jesucristo. Recuerde que por su
vehemencia usted se daña a Ud. mismo. Si en toda circunstancia Ud.
se sienta en lugares celestiales con Cristo, sus palabras no estarán
cargadas con balas, que hieren los corazones y que pueden destruir
la vida.—
Mente, Carácter y Personalidad 2:601
.
Efecto de las palabras ociosas y perversas
—Estrechamente
relacionada, con la amonestación de Cristo acerca del pecado con-
tra el Espíritu Santo, se halla la amonestación contra las palabras
ociosas y perversas. Las palabras son un indicio de lo que hay en el
corazón. “Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Pero
las palabras son más que un indicio del carácter; tienen poder para
reaccionar sobre el carácter. Los hombres sienten la influencia de