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Capítulo 29—La alabanza y el agradecimiento
Las expresiones de alabanza a Dios
—Hermanos y hermanas,
el Señor es nuestro Dios. Si Cristo se manifiesta en nuestro interior,
como esperanza de gloria, tenemos una esperanza en Dios, que es
imposible que la reservemos para nosotros solos. Como consecuen-
cia, lo alabaremos. No lo alabamos tanto como debiéramos. El que
ofrece alabanzas glorifica a Dios. Así que, en lugar de hablar pala-
bras tristes, y contar nuestras pruebas y aflicciones, agradezcamos
a Dios de que podemos hablar, y resolvamos tratar de glorificar su
nombre.—
Manuscrito 39, 1908
.
Alabanza y agradecimiento constantes
—Nuestras voces de-
bieran ser escuchadas a menudo en alabanza y agradecimiento a
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Dios. Su alabanza debiera estar continuamente en nuestros cora-
zones y nuestros labios.—
The Review and Herald, 22 de mayo de
1900
.
Preciosos capítulos de nuestra experiencia
—Mucho más de
lo que hacemos, debemos hablar de los preciosos capítulos de nuestra
vida cristiana. Después de un derramamiento especial del Espíritu
Santo, aumentaría grandemente nuestro gozo en el Señor y nuestra
eficiencia en su servicio, al repasar sus bondades y sus maravillosas
obras, en favor de sus hijos.—
Palabras de Vida del Gran Maestro,
241 (PP), 210 (ACES)
.
Regocijo en el cielo
—“Entonces los que temían a Jehová ha-
blaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue
escrito libro de memoria delante de él, para los que temen a Jehová,
y para los que piensan en su nombre”. ¿Eran esas palabras de queja,
de crítica, o de compasión propia? No; en contraste con los que
hablan contra Dios, los que le temen hablan palabras de ánimo, de
agradecimiento y de alabanza... Esas palabras producen regocijo en
el cielo. Los que las pronuncian, pueden ser pobres en las cosas de
este mundo, pero al dar a Dios fielmente lo que le pertenece, ellos
reconocen su deuda con él. La compasión propia no forma parte de
los capítulos de la historia de su vida. Llenos de amor y gratitud,
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