Página 132 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
deben enseñar a sus hijos a hablar tan claramente, que los oyentes
puedan entender cada palabra. Deben enseñarles a leer la Biblia
con una pronunciación clara y distinta, de manera que honre a Dios.
Los que que se arrodillan en el culto familiar, no deben ponerse las
manos en el rostro, e inclinarse en el asiento cuando se dirigen a
Dios. Deben levantar sus rostros y con santa reverencia, hablar a su
Padre celestial, pronunciando las palabras en tonos audibles.
Padres, traten ustedes mismos de hablar de tal manera, que sea
una bendición para sus hijos. Las mujeres necesitan educarse a este
respecto. Hasta las madres ocupadas pueden, si quieren, cultivar
el talento del habla, y pueden enseñar a sus hijos a leer y hablar
correctamente. Pueden hacerlo mientras se ocupan de sus labores.
Nunca es demasiado tarde para mejorar. Dios pide a los padres que
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lleven al círculo del hogar toda la perfección posible.—
Testimonies
for the Church 6:381, 382
.
Voces musicales
—Los que abren los oráculos de Dios al pueblo,
debieran mejorar su manera de comunicar la verdad, para que ésta
sea presentada al mundo de una manera aceptable. Pongan el énfasis
debido, sobre las palabras que debieran hacer impresión. Hablad
despaciosamente. Haced que su voz suene tan musical, como sea
posible.
Dios quiere que sus obreros procuren la perfección, a fin de que
puedan ser vasos para su honor. Deben ser controlados por el Espíritu
Santo; y cuando hablen, deben demostrar una energía proporcionada
a la importancia del tema que estén presentando. Deben demostrar
que el poder del cual hablan, ha realizado un cambio en sus vidas.
Cuando estén verdaderamente unidos con Cristo, darán la invitación
celestial con un fervor que impresionará los corazones. A medida
que manifiestan celo en la proclamación del mensaje del evangelio,
se producirá en los oyentes un fervor correspondiente, y se harán
impresiones duraderas para el bien.—
The Review and Herald, 14 de
enero de 1902
.
La verdad como maná del cielo
—La verdad debiera exponerse
con claridad, lentamente, con fuerza, para que impresione al oyente.
Cuando se presenta algún aspecto de la verdad, es esencial que se
la entienda para que se reciba todo su precioso alimento: el pan de
vida, el maná del cielo.—
Testimonios para los Ministros, 257
.
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