Página 19 - La Voz

Basic HTML Version

Capítulo 2—Diseñado para la comunicación
Las palabras son la expresión del pensamiento
—Las pala-
bras revelarán los sentimientos del corazón; ya sea que los hombres
hablen mucho o poco, sus palabras expresan el carácter de sus pen-
samientos. El carácter del hombre puede ser estimado con bastante
precisión por la naturaleza de su conversación. Las palabras fidedig-
nas y veraces llevan en sí mismas el sentido de lo correcto.—
The
Youth’s Instructor, 13 de junio de 1895
.
La comunicación con Dios y con el hombre
—El don del ha-
bla es uno de los grandes dones de Dios. Las palabras son el medio
mediante el cual se comunican los pensamientos del corazón. Con
las palabras convencemos y persuadimos. Con las palabras conso-
[22]
lamos y bendecimos, suavizando el alma magullada y herida. Con
las palabras podemos dar a conocer las maravillas de la gracia de
Dios. Con la lengua también podemos pronunciar cosas perversas,
hablando palabras que muerdan como una víbora.
La lengua es un miembro pequeño, pero las palabras que formula
tienen un gran poder. El Señor declara: “Ningún hombre puede do-
mar la lengua”. Ella ha puesto a nación contra nación, y ha provocado
guerras y derramamientos de sangre. Las palabras han encendido
fuegos muy difíciles de apagar. También han llevado gozo y alegría
a muchos corazones. Y cuando se hablan palabras porque Dios ha
dicho “habladles a ellos mis palabras”, muchas veces han sido la
causa de que la tristeza se convierta en arrepentimiento.
De la lengua no santificada, el apóstol Santiago escribe: “La
lengua es un fuego, un mundo de maldad. Se halla entre nuestros
miembros, y contamina todo el cuerpo, inflama el curso de la natu-
raleza, y es inflamada por el infierno”. Satanás pone pensamientos
en la mente que el cristiano nunca debiera pronunciar. Los insultos
despreciativos, el lenguaje apasionado y amargo, las acusaciones
crueles y llenas de sospechas, provienen de él. ¡Cuántas palabras se
hablan que dañan al que las dice y a los que las escuchan! Las pala-
bras duras golpean el alma, despertando sus peores pasiones. Los
15