Página 190 - La Voz

Basic HTML Version

186
La Voz: Su Educación y Uso Correcto
la oración, y disciplinarse según la voluntad de Dios, a fin de que su
[297]
vida ponga de manifiesto los frutos del dominio propio. Su lenguaje
debe ser correcto; sin que salgan de sus labios frases chabacanas, ni
expresiones bajas.—
Obreros Evangélicos, 152
.
En lugar de Cristo
—Nunca los ministros serán demasiado cau-
telosos, especialmente delante de los jóvenes. No deben mostrar
ligereza de palabras, ni usar bromas o chistes, sino recordar que
están en lugar de Cristo, que deben ilustrar por su ejemplo la vida
de Cristo.—
Testimonies for the Church 1:380, 381
.
No deben usarse bromas en el púlpito
—El pastor que está
listo a participar en conversaciones frívolas, listo a bromear y reír,
no comprende la obligación sagrada que descansa sobre él, y si va a
hacer uso de esa práctica desde el púlpito, el Señor no puede estar a
su lado para bendecirlo... Los sermones floridos, no serán suficientes
para alimentar el alma de los hijos famélicos de Dios.—
The Review
and Herald, 23 de junio de 1891
.
Sermones sazonados con gracia
—Eliminen los pastores los
chistes y las bromas de su conversación, pero que sus sermones sean
sazonados con gracia; que la luz y el amor de Jesús brillen por medio
de su ejemplo y precepto, para que se puedan ganar almas para el
Maestro.—
The Review and Herald, 5 de abril de 1892
.
Una profanación del evangelio
—Algunos de los que se pre-
sentan en el púlpito, avergüenzan a los mensajeros celestiales que se
[298]
hallan en el auditorio. El precioso evangelio, que ha costado tanto
traer al mundo, es profanado. El lenguaje es común y barato; hay
actitudes y muecas grotescas. Algunos hablan en forma muy rápida;
otros tienen una enunciación pesada y confusa.—
Testimonios para
los Ministros, 339
.
Expresiones comunes de hechura humana
—Los mensajes de
verdad, han de mantenerse enteramente libres de las palabras vulga-
res y comunes. Así, se harán fuertes impresiones sobre el corazón.
No alberguen nuestros ministros la idea, de que deben presentar
algo nuevo y extraño, o que las expresiones vulgares y comunes les
darán gran influencia. Los pastores han de ser portavoces de Dios,
y deben erradicar de su discurso, toda expresión que sea vulgar o
común. Sean cuidadosos, no sea que por intentar hacer reír durante
su discurso, deshonren a Dios.