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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
poquito de sentido común, lo que hicieron fue emplear un profesor
de elocución.
Como resultado, muchos que estaban sintiendo que Dios tenía
una obra para ellos, en enseñar la verdad a otros, se han infatuado y se
han vuelto locos con la elocución. Todo lo que algunos necesitaban
era que alguien les presentara esta tentación. Su interés fue atraido
por la novedad, y tanto jóvenes como algunos pastores, se dejaron
llevar por esta excitación. Dejaron sus campos de labor—todo en la
viña del Señor fue descuidado—y dedicaron su dinero y su precioso
tiempo a asistir a escuelas de elocución. Cuando salieron de esta
práctica, la devoción y la religión se separaron de ellos, y la carga de
las almas fue puesta a un lado, como se quita un traje. Han aceptado
las sugerencias de Satanás, y él los ha dejado donde eligieron estar.
Algunos se hicieron maestros de elocución, sin tener discreción,
ni habilidad, y se hicieron desagradables al público, porque no usaron
adecuadamente el conocimiento que habían adquirido. Su actuación
carecía de dignidad, o de buen sentido; y esta proeza de su parte ha
cerrado la puerta, hasta donde conocemos, a cualquier influencia que
pudieran tener en el futuro, como hombres que llevan el mensaje
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de la verdad al mundo. Esto fue planeado por Satanás. Era correcto
hacer mejoras en la elocución; pero dedicar tiempo y dinero a ese
único aspecto, y absorber la mente en él, fue llevado al extremo,
demostrando gran debilidad.
Jóvenes que se consideran observadores del sábado añaden la
palabra “profesor” a sus nombres, y abusan de algo que ellos no
entienden. Muchos pervierten así la luz que Dios ha considerado
apropiado darles. Son personas que no tienen bien equilibrada la
mente. La elocución se ha convertido en un escarnio. Ha atrapado a
hombres, los ha hecho participar en una obra que ellos no pueden
hacer inteligentemente, y los ha privado de hacer una obra que, si
hubieran sido humildes y modestos al tratar de cumplirla en el temor
de Dios, hubiera tenido un glorioso éxito. Estos jóvenes podrían
haber sido útiles en el campo misionero como colportores, o como
aspirantes a la obra ministerial, haciendo una obra para el tiempo
y la eternidad. Pero han estado alienados con el pensamiento de
convertirse en maestros de elocución, y Satanás está de acuerdo
y se burla, de que los ha capturado en la red que les ha puesto.—
Testimonies for the Church 4:604, 606
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