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Capítulo 51—Refinamiento y solemnidad
No se necesita el sensacionalismo
—El Señor pide, que Ud. me-
jore definidamente su manera de presentar la verdad. No necesita
ser sensacionalista. Predique la Palabra, así como Cristo, el Hijo de
Dios, predicaba la palabra. Las gesticulaciones violentas, desvirtúan
las impresiones que la verdad produciría en los corazones humanos,
y disminuyen la fuerza de la manifestación del Espíritu de Dios.
Borran las impresiones solemnes concernientes a la Palabra de Dios,
que los santos ángeles desearían que se hiciesen en las mentes...—
El
Evangelismo, 138
.
Gestos torpes y toscos
—Los gestos torpes y toscos, no deben
tolerarse en las profesiones comunes de la vida; cuánto menos, en-
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tonces, debieran soportarse en la obra más sagrada del ministerio
evangélico. El ministro debiera cultivar la gracia, la cortesía, y las
maneras refinadas. Debiera andar con una tranquila dignidad, que
esté de acuerdo con su elevada vocación. La solemnidad, cierta auto-
ridad piadosa, mezclada con humildad, es lo que debiera caracterizar
el comportamiento del que es un maestro de la verdad de Dios.—
El
Evangelismo, 464
.
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