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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
clarse con lecciones prácticas de las enseñanzas de Cristo. Siempre
debe estar presente la influencia suavizadora y subyugadora del Es-
píritu de Dios sobre nuestro propio corazón. La abnegación y los
sufrimientos de Cristo, deben estar presentes también en nuestras
labores, y el gran amor con el cual él nos ha amado, debe aparecer
en todos nuestros esfuerzos.—
Carta 48, 1886
.
Cristo debe llevarse en el corazón
—Los discursos que tienen
poco de Cristo y su justicia, se predican a los bancos de la iglesia.
Son sermones sin Cristo. Predicar con la demostración del Espíritu,
está completamente fuera del alcance de los que están sin Cristo.
[347]
Esos discursos son ineficaces, vacíos y sin alimento. En su vida pri-
vada no tienen a un Cristo que llevar. Están llenos de vanagloria, de
orgullo, de estimación propia, hablando mal, de cosas de las cuales
no tienen un verdadero conocimiento. Manifiestan impaciencia con
todo lo que no sigue su línea de pensamiento. Hasta se burlan y
se mofan de las cosas sagradas, porque no ven que las cosas espi-
rituales se disciernen espiritualmente. Se degradan, pervirtiendo y
falsificando la verdad.—
Manuscrito 15, 1886
.
El poder del Espíritu
—Nuestro propósito no debiera ser hablar
solamente las cosas hermosas que agradan el oído, y llaman la
atención. Tenemos que presentar a Cristo, y a éste crucificado, de tal
manera, que las almas que están muertas en pecados y transgresiones,
sean alarmadas y estimuladas. Los que tratan de enseñar a otros,
necesitan ser convertidos a Cristo; necesitan rogar a Dios para que
los sature con el Espíritu Santo, antes que puedan alzar a Cristo como
la única esperanza del pecador. Los discursos floridos, los cuentos
agradables, las anécdotas y relatos, no hacen al pecador sentirse
culpable. Los hombres escuchan esas palabras como si escucharan
un canto agradable, y los obreros reúnen solo unas pocas gavillas
en el granero. El mensaje que el pecador debiera escuchar es “de
tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito para
que todo aquel que en él crea, no se pierda, más tenga vida eterna”.
[348]
Juan 3:16
. Y la verdad subyugará y enternecerá el alma del maestro,
porque él siente su utilidad práctica.—
Manuscrito 12, 1891
.
El bálsamo sanador de vida que proviene de la cruz
—La
cruz, la cruz del Calvario presentada una y otra vez, desplegada en
cada discurso, probará ser el bálsamo sanador de vida, revelará la
belleza y excelencia de la virtud. Los que siembran duda acerca