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Capítulo 56—La verdad eterna
La necesidad de nuevos sermones
—La familiaridad con las
verdades de la Escritura dará al que enseña la verdad, calificaciones
para ser representante de Cristo. El espíritu de la enseñanza del
Salvador dará fuerza y precisión a sus instrucciones y a sus oraciones.
El suyo no será un testimonio estrecho y sin vida; no predicará vez
tras vez la misma serie de discursos; porque su mente estará abierta a
la constante iluminación del Espíritu Santo.—
Obreros Evangélicos,
265
.
Los oradores convertidos
—Cuando los hombres están real-
mente convertidos, se acaban las controversias y los debates. La
verdad sencilla y escrutadora, será proclamada por labios tocados
con un carbón encendido del altar de Dios.—
The Review and Herald,
[353]
21 de febrero de 1899
.
La presentación sencilla de la verdad
—En todas partes, hay
corazones que claman por el Dios viviente. En las iglesias se presen-
tan discursos que no satisfacen la sed del alma. En esos discursos
no se percibe esa divina manifestación que conmueve a la mente, y
crea un fulgor en el alma. Los oyentes no pueden decir: “¿No ardía
nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino,
y cuando nos abría las Escrituras?”
Lucas 24:32
. Muchas de las
enseñanzas que se presentan, carecen de poder para despertar al
transgresor, o convencer a las almas de pecado. La gente que acude
a escuchar la Palabra, necesita una presentación sencilla y directa de
la verdad.—
Testimonies for the Church 6:53
.
Una apelación a hombres en altas posiciones
—Hombres que
están en altas posiciones de confianza en el mundo, se sentirán encan-
tados por una declaración bíblica de la verdad, sencilla y directa.—
El
Evangelismo, 405
.
Una voz como de trompeta
—El verdadero ministro del evan-
gelio, no se presentará ante la gente para hablar palabras suaves, para
clamar paz y seguridad. El se da cuenta de los peligros que amenazan
las almas, y presenta la verdad tal cual es, en Jesús. La verdad sale
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