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Probando las verdades
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Primero, debemos presentar las verdades que tenemos en común
y obtener la confianza de los oyentes; entonces, a medida que los
atraigamos, podemos avanzar despacio, con el tema que se presente.
Se necesita una gran sabiduría para presentar verdades impopulares
[361]
en la forma más cautelosa, delante de personas prejuiciadas, para
obtener acceso a sus corazones. Han surgido discusiones delante de
personas que no tienen ninguna luz acerca de nuestra posición, y que
ignoran las verdades bíblicas; una serie de argumentos hábilmente
obtenidos y arreglados cuidadosamente, para cubrir los claros puntos
de la verdad. Algunos se han propuesto ocultar con sus teorías
engañosas, declaraciones sencillas de hechos de la Palabra de Dios,
y hacen que ello parezca plausible a aquellos que no han investigado
por sí mismos.—
Testimonies for the Church 3:426
.
Los argumentos sólidos
—Es importante que al defender las
doctrinas, que consideramos artículos fundamentales de nuestra fe,
nunca nos permitamos emplear argumentos que no sean comple-
tamente sanos. Otra clase de argumentos puede servir para acallar
a los oponentes, pero no honran la verdad. Debemos presentar ar-
gumentos sólidos, que no sólo acallen a nuestros oponentes, sino
que soporten el examen más estricto y escudriñador. Los que se han
educado como disputadores, están en grave peligro de no manejar
la Palabra de Dios con justicia. Cuando hacemos frente a un opo-
nente, nuestro esfuerzo debe consistir en presentar los temas de tal
manera, que despierten la convicción en la mente, en vez de tratar
simplemente de dar confianza al creyente.—
Testimonios Selectos
4:247
.
Con demostración del Espíritu
—Nuestra obra para este tiem-
po no debe ser hecha mediante palabras halagüeñas de sabiduría
[362]
humana, tal como hacían los oradores paganos para ganar aplau-
sos. Hablad con la evidencia del Espíritu, y con el poder que sólo
Dios puede impartir. Las verdades cruciales para este tiempo, deben
ser proclamadas por hombres cuyos labios han sido tocados con
un carbón encendido, tomado del altar de Dios. Una predicación
tal, contrastará muchísimo con la predicación que generalmente se
escucha.—
Comentario Bíblico Adventista 6:1084
.
Pan para el hambriento
—Hay muchas almas hambrientas del
Pan de vida. Su lamento es: “Dadme pan; no me deis una piedra.
Lo que quiero es pan”. Alimentad a esas almas hambrientas que