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Capítulo 59—El camino de la salvación
El tema de cada sermón y cada himno debe ser la ciencia de
la salvación
—La ciencia de la salvación, debe ser el tema de cada
sermón, el tema de cada himno. Debe acompañar cada súplica. Que
nada que se incluya en la predicación sustituya a Cristo, la Palabra,
y el poder de Dios. Que su nombre, el único nombre dado bajo el
cielo por el cual podemos ser salvos, sea exaltado en cada discurso,
y que de sábado en sábado, la trompeta del centinela dé un sonido
certero. Cristo es la ciencia y la elocuencia del evangelio, y sus
ministros deben predicar la Palabra de vida, presentar esperanza a los
penitentes, paz a los atribulados y desanimados, y gracia, integridad
y fuerza a los creyentes.—
Manuscrito 107, 1898
.
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El Cordero de Dios
—Nunca debiera predicarse un sermón, ni
darse un estudio bíblico de cualquier clase, sin señalar a los oyentes
al “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.—
Testimonies
for the Church 6:54
.
La sencillez de la salvación
—En toda congregación hay almas
insatisfechas. Cada sábado desean escuchar una explicación definida
acerca de cómo pueden ser salvados, y de cómo pueden llegar a
ser cristianos. La cosa importante que ellos deben saber es: ¿Cómo
puede un pecador presentarse delante de Dios? Exponed ante ellos
con sencillez el camino de la salvación, con tanta sencillez, como
hablaríais a una criatura. Destacad a Jesús como la única esperanza
del pecador.—
El Evangelismo, 257
.
La aplicación de la verdad al corazón
—Es particularmente
cierto que los temas nuevos e impresionantes, no se deben presentar
a la gente en discursos muy largos. Aplíquese en todo discurso la
verdad al corazón, para que todo el que oiga, entienda; y para que los
hombres, las mujeres y los jóvenes revivan ante Dios.—
Testimonios
para los Ministros, 258
.
La necesidad de un cambio de corazón
—A veces hay hom-
bres y mujeres que se deciden en favor de la verdad, por causa del
peso de las pruebas presentadas, sin estar convertidos. El predicador
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