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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
ninguna conciencia entenebrecida, ni convencerán a los hombres
de pecado, de justicia, y del juicio que vendrá. Mediante líneas de
conducta diferentes, presente a sus oyentes lo que deben saber para
ser salvos; condúzcalos por el sendero de la verdad y la santidad.
Como el rebaño a los pastos, llévelos donde puedan beber el agua
de la salvación.—
Carta 29, 1895
.
Una consagración sin reservas
—Hace algún tiempo escribí lo
siguiente en mi diario: “Parecía que estábamos congregados en una
reunión. Allí estaba presente Uno investido de autoridad, que dijo:
“Decid a los ministros y evangelistas, que lleven adelante la obra
con verdadera espiritualidad. Que hagan la aplicación que se hace
en la Palabra de Dios, para que el resultado no sea sencillamente una
conmoción de los sentimientos, por compasión—un resultado que
desaparecerá en la nada, cuando la impresión desaparezca”. Estoy
comisionada para decir que todo aquel que vea su necesidad, puede
recibir ayuda. Que cada paso que se dé, sea un paso de avance hacia
la genuina conversión, hacia la consagración sin reserva del corazón,
la mente, el alma, y las fuerzas al servicio del Señor. Que todo lo
que se haga tienda a la verdadera reforma del pensamiento, de las
palabras, de la obra, de la edificación del carácter. Que podamos
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separar lo falso de lo verdadero. No permitan que el enemigo los
conduzca a entretejer diseños falsos en el modelo. Mantenga el amor
de Cristo en lugar prominente, delante de los niños y los jóvenes.
Repítales a menudo las sencillas lecciones de Jesús.—
Carta 111,
1904
.
La obediencia a los padres y a Dios
—Enseñad a los jóvenes
que el pecado de cualquier clase está definido en las Escrituras
como, “transgresión de la ley”.
1 Juan 3:4
. Enseñadles en lengua-
je sencillo que deben obedecer a sus padres, y dar su corazón a
Dios.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la
Educación Cristiana, 161
.
Malaria espiritual
—Las tendencias y pasiones indisciplinadas
y degradantes, no pueden reinar en el corazón controlado por el
Espíritu de Dios. Hay muchos que nunca han sometido su voluntad
y su forma de ser, completamente y sin reserva a Jesucristo.
Al ministrar la Palabra, se necesitan muchas más lecciones sobre
la verdadera conversión, que argumentos sobre las doctrinas; porque
es mucho más fácil y más natural, que el corazón que no está bajo