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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
cuidadosa en su instrucción, que en la de sus otros hijos. Trató de
inculcarle la reverencia a Dios, y el amor a la verdad y a la justicia,
y oró fervorosamente para que fuese preservado de toda influencia
corruptora. Le mostró la insensatez y el pecado de la idolatría,
y desde muy temprana edad le enseñó a postrarse y orar al Dios
viviente, el único que podía oírlo y ayudarlo en toda emergencia.
La madre retuvo a Moisés tanto tiempo como pudo, pero se
vio obligada a entregarlo cuando tenía alrededor de doce años de
edad. De su humilde cabaña fué llevado al palacio real, y la hija de
Faraón lo prohijó. Pero en Moisés no se borraron las impresiones
que había recibido en su niñez. No podía olvidar las lecciones que
aprendió junto a su madre. Le fueron un escudo contra el orgullo, la
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incredulidad y los vicios que florecían en medio del esplendor de la
corte.
¡Cuán extensa en sus resultados fue la influencia de aquella sola
mujer hebrea, a pesar de ser una esclava desterrada! Toda la vida de
Moisés y la gran misión que cumplió como caudillo de Israel, dan
fe de la importancia de la obra de una madre piadosa.—
Historia de
los Patriarcas y Profetas, 249
.
Mujeres fieles como madres
—Esta responsabilidad recae prin-
cipalmente sobre la madre, que con su sangre vital nutre al niño
y forma su armazón física, le comunica también influencias inte-
lectuales y espirituales, que tienden a formar la inteligencia y el
carácter. Jocabed, la madre hebrea de fe robusta, y que no temía “el
mandamiento del rey” (
Hebreos 11:23
), fue la mujer de la cual nació
Moisés, el libertador de Israel. Ana, la mujer que oraba, abnegada
y movida por la inspiración celestial, dio a luz a Samuel, el niño
instruido por el cielo, el juez incorruptible, el fundador de las escue-
las sagradas de Israel. Elisabet, la parienta de María de Nazaret, y
animada del mismo espíritu que ésta, fue la madre del precursor del
Salvador.—
El Ministerio de Curación, 287, 288
.
Moises
Sus palabras eran elocuentes
—La vida de Moisés fue señalada
con el supremo amor de Dios. Su piedad, humildad y paciencia le
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dieron influencia sobre las huestes de Israel. Su celo y fe en Dios
eran mayores, que los de ningún otro ser humano sobre la tierra. En