Página 256 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
competir con el poder que acompañaba su exposición de la verdad;
pero se propuso hacer callar su voz.—
Los Hechos de los Apóstoles,
455 (PP), 470 (ACES)
.
La influencia del Espíritu Santo
—La sencillez de sus pala-
bras, el poder sublime de las verdades que pronunciaba, y el fervor
espiritual que caracterizaba sus enseñanzas, le daban acceso a todas
las clases. No obstante, hasta los creyentes eran incapaces de com-
prender completamente los misterios sagrados de la verdad divina,
que se desplegaban en sus discursos. Parecía estar constantemente
imbuido del Espíritu Santo. El trataba de elevar los pensamientos de
la gente para que captaran lo invisible. La sabiduría que él exponía,
hacía que sus palabras cayeran como gotas de rocío, suavizando y
subyugando las almas.—
The Review and Herald, 15 de febrero de
1881
.
Pedro
Se adaptaba a su auditorio
—Con claridad y poder Pedro dio
testimonio de la muerte y resurrección de Cristo: “Varones israelitas,
oid estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado de Dios entre
vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por
él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis; a éste...
prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole; al
cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era
imposible ser detenido por ella”.
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Pedro no se refirió a las enseñanzas de Cristo para probar su
aserto, porque sabía que el prejuicio de sus oyentes era tan grande
que sus palabras a ese respecto no surtirían efecto. En lugar de ello,
les habló de David, a quien consideraban los judíos como uno de los
patriarcas de su nación.—
Los Hechos de los Apóstoles, 34
.
Cristo como ejemplo
—Esta valerosa defensa espantó a los cau-
dillos judíos. Se habían figurado que los discípulos quedarían abru-
mados por el temor y la confusión, al comparecer ante el Sanedrín.
Pero por el contrario, estos testigos hablaron como Cristo había ha-
blado, con un poder convincente que hizo callar a sus adversarios. La
voz de Pedro no daba indicios de temor al decir: “Esta es la piedra
reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza
del ángulo”.