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Reformadores medievales
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ción del reformador, el cual se expresaba con tan noble mansedumbre
y modestia, impresionó a los que veían con desagrado las orgullosas
pretensiones de Eck.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos,
195
.
Los Wesley y Whitefield
Justificación y renovación
—Wesley consagró su vida a pre-
dicar las grandes verdades que había recibido: la justificación por
medio de la fe en la sangre expiatoria de Cristo, y el poder regene-
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rador del Espíritu Santo en el corazón, que lleva fruto en una vida
conforme al ejemplo de Cristo.
Whitefield y los Wesley habían sido preparados para su obra por
medio de un profundo sentimiento de su propia perdición; y para
poder sobrellevar duras pruebas como buenos soldados de Jesucristo,
se habían visto sometidos a una larga serie de escarnios, burlas y
persecución, tanto en la universidad, como al entrar en el ministerio...
Como miembros de la iglesia de Inglaterra estaban muy apegados
a sus formas de culto, pero el Señor les había señalado en su Palabra,
un modelo más perfecto. El Espíritu Santo los constriñó a predicar
a Cristo y a éste crucificado. El poder del Altísimo acompañó sus
labores. Millares fueron convencidos y verdaderamente convertidos.
Había que proteger de los lobos rapaces a estas ovejas. Wesley
no había pensado formar una nueva denominación, pero organizó
a los convertidos, en lo que se llamó en aquel entonces la Unión
Metodista.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 299, 300
.
El evangelio de la gracia de Dios
—De modo que al predicar el
Evangelio de la gracia de Dios, Wesley, como su Maestro, procuraba
“engrandecer” la ley y hacerla “honorable”. Hizo fielmente la obra
que Dios le encomendara, y gloriosos fueron los resultados que le
fue dado contemplar. Hacia el fin de su larga vida de más de ochenta
años—de los cuales consagró más de medio siglo a su ministerio
itinerante—sus fieles adherentes sumaban más de medio millón de
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almas. Pero las multitudes que por medio de sus trabajos fueron
rescatadas de la ruina y de la degradación del pecado, y elevadas
a un nivel más alto de pureza y santidad, y el número de los que
por medio de sus enseñanzas han alcanzado una experiencia más
profunda y más rica, nunca se conocerá hasta que toda la familia de