Página 302 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
sacrificio tan maravilloso para la redención de la raza humana. ¿No
debería la iglesia en la tierra estar también llena de alabanza? ¿No
deberían los cristianos publicar por todo el mundo el gozo de servir
a Cristo? Los que en el cielo se unan con el coro angélico en su
cántico de alabanza, deben aprender en la tierra el canto del cielo,
cuya clave es la acción de gracias.—
Testimonies for the Church
7:244
.
Los cantos del cielo
—[Muchos profesos cristianos] no conocen
el lenguaje del cielo, y no están educando sus mentes para estar
preparados a fin de poder cantar los himnos del cielo, o deleitarse en
los ejercicios espirituales que allí recibirán la atención de todos.—
[479]
Testimonios Selectos 3:88
.
Alabad a Dios
—“El que sacrifica alabanza me honrará” (
Salmos
50:23
), dice el Señor. Todos los habitantes del cielo se unen para
alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que
podamos cantarlo cuando nos unamos a sus huestes resplandecientes.
Digamos con el salmista: “Alabaré a Jehová en mi vida: cantaré
salmos a mi Dios mientras viviere”. “Alábente los pueblos, oh, Dios:
todos los pueblos te alaben”.—
Historia de los Patriarcas y Profetas,
294
.
La adoración en las cortes celestiales
—La música forma parte
de la adoración a Dios en las cortes celestiales, y debemos tratar
de acercarnos lo más posible a la armonía de los coros celestiales
en nuestros cantos de alabanza. El adecuado adiestramiento de la
voz es una característica importante de la educación, y no debiera
descuidarse.—
The Signs of the Times, 14 de marzo de 1900
.
Cantos de santos y ángeles
—Pero si los santos fijaban los ojos
en el premio que los aguardaba y glorificaban a Dios en alabanza,
entonces los ángeles llevaban a la ciudad la grata nueva, y los án-
geles de la ciudad tañían sus áreas arpas, y cantaban en alta voz:
“¡Aleluya!” y por las bóvedas celestes repercutían sus hermosos
cánticos.—
Primeros Escritos, 39
.
Misericordia en la tierra, música en el cielo
—Al abrir vuestra
[480]
puerta a los menesterosos y dolientes hijos de Cristo, estáis dando
la bienvenida a ángeles invisibles. Invitáis la compañía de los seres
celestiales. Ellos traen una sagrada atmósfera de gozo y paz. Vienen
con alabanzas en los labios, y una nota de respuesta se oye en el
cielo. Cada hecho de misericordia produce música allí. Desde su