Página 306 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
algunos que tienen el don especial de poder cantar, y hay ocasiones
en que el canto de una sola persona, o de un grupo, dan un mensaje
especial. Pero pocas veces deben cantar sólo unos pocos. La habili-
dad de cantar, es un talento de influencia que Dios desea que todos
cultiven y usen para la gloria de su nombre.—
Testimonies for the
Church 7:115, 116
.
Cantos dulces y sencillos
—¿Cómo puede Dios ser glorificado
cuando dependéis para vuestros cantos de un coro mundano, que
trabaja a sueldo? Hermano mío, cuando Ud. vea estas cosas con
plena claridad, tendrá en sus reuniones únicamente cantos dulces
[485]
y sencillos, y pedirá a toda la congregación que se una en el canto.
¿Qué importa si entre los presentes hay algunos cuyas voces no son
tan musicales como la voz de los demás? Cuando el canto es tal que
los ángeles pueden unirse con los cantores, se produce sobre la mente
una impresión que el canto que procede de labios no santificados,
no puede hacer.—
El Evangelismo, 371
.
El encanto del canto congregacional
—En las reuniones que
se realizan, no debiera descuidarse el canto. Dios puede ser glorifi-
cado por esta parte del servicio. Y cuando los cantores ofrecen sus
servicios, deben ser aceptados. Pero no debe emplearse dinero para
contratar cantores. A menudo el canto de los himnos sencillos por
parte de la congregación tiene un encanto que no poseen las seleccio-
nes de un coro, por mucha habilidad que tenga.—
El Evangelismo,
371
.
El reino de Dios es más que formalismo
—El formalismo y la
ceremonia no constituyen el reino de Dios. Las ceremonias se multi-
plican y se tornan extravagantes, mientras se pierden los principios
vitales del reino de Dios. Pero Dios no requiere el formalismo ni
las ceremonias. El anhela recibir de su viña frutos en términos de
santidad y abnegación, obras de bondad, misericordia y verdad.
La ropa suntuosa, los cantos elaborados y la música instrumental
en la iglesia, no invitan a los cantos del coro de ángeles. Estas cosas
son a la vista de Dios como las ramas de la higuera que no tenían
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nada más que hojas ostentosas. Cristo busca frutos y principios
manifestados en bondad, simpatía y amor. Estos son los principios
del cielo, y cuando se manifiestan en las vidas humanas, podemos
saber que Cristo ha sido formado en el interior como la esperanza
de gloria. Una congregación puede ser la más pobre de la zona,