Página 342 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
Robert A. Ware
: Sus sermones eran siempre ocasiones solem-
nes, y siempre me tocaban el corazón. Nunca, en las muchas oca-
siones en que la escuché, hubo un motivo de risa, como sucede
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ahora tan a menudo en los sermones. Mi esposa se impresionó por
la manera en que ella pronunciaba el nombre de Jesús, en un tono
más suave y dulce de voz.
Edward White
: Dos hombres no adventistas asistieron a la
reunión, diciendo que habían ido a criticar a una mujer predicado-
ra, pero en lugar de criticarla, dijeron haber sido profundamente
impresionados. En suma, fue un sermón, y una ocasión que nunca
olvidaré.
R. D. Whitney
: La hermana White usaba palabras sencillas; no
necesitábamos llevar un diccionario para seguir sus discursos. Ella
hablaba en forma sosegada y según todas las apariencias, sus oyentes
estaban pensando profundamente. Dos de mis jóvenes amigos se
convirtieron... como resultado de sus reuniones en la iglesia de
Hillsdale.
Grace Bahler Wilcox
: Aun siendo una niña yo pensaba que ella
era una oradora maravillosa... Yo comprendí que Dios le daba los
mensajes que ella nos presentaba a nosotros, no sólo en sus libros,
sino también desde la plataforma... Usted pensaría que ella tenía una
gran educación, por el uso que hacía del idioma, y la serenidad que
manifestaba en sus sermones. Eran tan sencillos, que hasta los niños
podían entender.
Nellie B. Wilkinson
: Otra cosa que me impresionó además del
uso de su voz, era la solemnidad con la cual hablaba... Cuán impo-
nente.
Sra. Wilfkill
: En 1909 asistimos al congreso de la Asociación
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General en Takoma Park. Nuestras impresiones fueron aun más
conclusivas. Nunca podré olvidar la manera impresionante con que
habló, su personalidad agradable, su enunciación, su dicción, su
convicción espiritual, etc.