Página 58 - La Voz

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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
Su voz se escuchaba clara y penetrante
—Sus ojos recorrían
toda la multitud, posándose en cada uno de los presentes. Su persona
parecía elevarse sobre todos con imponente dignidad, y una luz
divina iluminaba su rostro. Habló, y su voz clara y penetrante, la
misma que sobre el monte Sinaí había proclamado la ley que los
sacerdotes y príncipes estaban transgrediendo, se oyó repercutir por
las bóvedas del templo: “Quitad de aquí esto, y no hagáis la casa de
mi Padre, casa de mercado”.—
El Deseado de Todas las Gentes, 131
.
Su voz era única en su clase
—Contemplaron ellos las manos y
los pies heridos por los crueles clavos. Reconocieron su voz, que era
como ninguna otra que hubiesen oído. “Y no creyéndolo aún ellos
de gozo, y maravillados, díjoles: ¿Tenéis aquí algo de comer?”—
El
Deseado de Todas las Gentes, 744
.
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