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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
y simpatías de sus oyentes. Enseñaba de tal manera, que les hacía
sentir cuán completamente se identificaba con los intereses, y la
felicidad de ellos. Tan directa era su enseñanza, tan adecuadas sus
ilustraciones, y sus palabras tan impregnadas de simpatía y alegría,
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que sus oyentes se quedaban embelesados. La sencillez y el fervor
con que se dirigía a los necesitados, santificaban cada una de sus
palabras.—
El Ministerio de Curación, 14, 15
.
Presentaba las verdades espirituales en forma sencilla
Cristo nunca adulaba a los hombres. Nunca dijo algo que pudiese
exaltar su fantasía e imaginación, ni los alababa por sus hábiles in-
venciones; pero los pensadores profundos y sin prejuicios, recibían
su enseñanza, y hallaban que probaba su sabiduría. Se maravillaban
por la verdad espiritual expresada, en el lenguaje más sencillo.—
El
Deseado de Todas las Gentes, 219
.
Hasta los niños comprendían la verdad
—[Cristo] presentaba
las palabras de vida con tanta sencillez, que un niño podía compren-
derlas. Impresionaba de tal manera a hombres, mujeres y niños, con
la forma de explicar las Escrituras, que la gente captaba hasta la
entonación de su voz, colocaba el mismo énfasis en sus palabras, e
imitaba sus gestos.—
Consejos sobre la salud, 499
.
Usaba términos sencillos y símbolos claros
—El Salvador
vino, “para dar buenas nuevas a los pobres”.
Lucas 4:18
. En su
enseñanza, hacía uso de los términos más sencillos y de los símbolos
más claros. Y “los que eran del común del pueblo le oían de buena
gana”.
Marcos 12:37
. Los que hoy procuran hacer su obra, para este
tiempo necesitan una comprensión más profunda de las lecciones
que él dio.—
El Ministerio de Curación, 349
.
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Sus palabras eran como bálsamo
—La gente escuchaba las
palabras misericordiosas, que brotaban tan libremente de los labios
del Hijo de Dios. Oían las palabras de gracia, tan sencillas y claras,
que les parecían bálsamo de Galaad para sus almas.—
El Deseado
de Todas las Gentes, 332
.
Su lenguaje era fuerte pero sencillo
—Cristo se allegaba a la
gente, dondequiera que ésta se hallara. Presentaba la clara verdad a
sus mentes, de la manera más fuerte, y con el lenguaje más sencillo.
Los humildes pobres, los más ignorantes, podían comprender, por fe
en él, las verdades más sublimes. Nadie necesitaba consultar a los
sabios doctores, acerca de lo que quería decir. No dejaba perplejos