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Capítulo 17—Sus palabras eran palabras de verdad
El definía claramente sus palabras
—El unigénito Hijo de
Dios, vino a nuestro mundo a revelar la verdad en contraste con
el error. Nosotros debemos revelar esta verdad salvadora en nuestra
manera de hablar, y en nuestro comportamiento cristiano. La verdad
nunca languidecía en los labios de Cristo. Era claramente definida
en palabras, en obras, y en espíritu.—
Carta 222, 1908
.
Había ternura en el tono de su voz
—En todas sus enseñanzas,
Cristo presentaba principios puros y genuinos. El no pecó, ni en
sus labios fue hallado engaño. De sus labios salían, constantemente,
verdades sagradas y ennoblecedoras. El habló como ningún hombre
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ha hablado, con un sentimiento que tocaba los corazones. Se llena-
ba de ira santa, cuando veía a los dirigentes judíos enseñar como
doctrinas, mandamientos de hombres, y les hablaba con la autoridad
de la verdadera grandeza. Con un poder terrible, denunciaba toda
intriga artificiosa, toda práctica deshonesta. El limpió el templo de
su contaminación, como desea limpiar nuestros corazones, de todo
aquello que tenga la más mínima apariencia de fraude. La verdad
nunca languidecía en sus labios. Expuso sin temor alguno, la hipo-
cresía de los sacerdotes y gobernantes, fariseos y saduceos.—
The
Review and Herald, 12 de mayo de 1910
.
Presentaba la verdad en su luz apropiada
—Las palabras de
Cristo no eran nuevas, pero salían con la fuerza de la revelación;
porque presentaba la verdad bajo la luz adecuada, y no bajo la luz,
en la cual los maestros la habían presentado ante el pueblo.—
The
Review and Herald, 28 de noviembre de 1893
.
Distinguía la verdad del error
—El podía haber revelado mis-
terios, que los patriarcas y profetas hubieran querido conocer, que la
curiosidad humana ha estado impaciente por entender. Pero, cuan-
do los hombres no pudieron discernir las verdades más simples y
sencillamente declaradas, ¿cómo podrían entender misterios que
estaban escondidos de los ojos mortales? Jesús no desdeñaba repetir
verdades antiguas y familiares; porque era el autor de esas verdades.
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