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La revelación de Cristo
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El que ha concentrado sus afectos en Cristo, apreciará esta clase
de asociación santificada, y recibirá fuerza divina por un trato tal;
pero el que no tiene aprecio por esta clase de conversación, y al cual
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le agrada más hablar de insensateces sentimentales, se ha alejado
de Dios, y va quedando muerto, para las aspiraciones altas y nobles.
Los tales interpretan lo sensual, lo terrenal, como si fuese celestial.—
Testimonios Selectos 4:195
.
Mayordomos de su gracia
—¿Por qué tantos profesos hijos de
Dios dedican las capacidades que Dios les ha confiado, para propó-
sitos egoístas? Son mayordomos de la gracia de Cristo, y debieran
elevar a Jesús ante el mundo. Debieran hablar de Cristo. Su alabanza
debiera estar en sus labios, porque el Sol de Justicia brilla en sus
corazones. Mediante ellos, su santo nombre debe ser exaltado en la
tierra.—
The Review and Herald, 16 de agosto de 1898
.
Hay un canal más saludable
—Usted no debiera hablar tanto
de sí mismo, porque esto no fortalecerá a nadie. No debiera hacer
de usted mismo el centro, e imaginarse que tiene que cuidarse cons-
tantemente, y hacer que otros lo cuiden a usted. Olvídese de usted
mismo, y canalice su mente haciendo cosas más positivas. Hable
de Jesús, y haga que su yo desaparezca; viva inmerso en Cristo,
y haga que éste sea el lenguaje de su corazón: “Y ya no vivo yo,
sino que Cristo vive en mí”.
Gálatas 2:20
. Jesús será para usted, una
verdadera ayuda presente, en todo momento de necesidad. El no lo
dejará luchar solo contra los poderes de las tinieblas. Sin duda que
no; él ha depositado la ayuda sobre Uno, que es poderoso para salvar
hasta lo sumo.—
Testimonies for the Church 2:320, 321
.
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El lenguaje de Canaán
—Debemos ser testigos de Cristo; y lo
lograremos al crecer diariamente, hasta la plena estatura de hombres
y mujeres en Cristo. Es nuestro privilegio crecer más y más cada
día, a su semejanza. Entonces adquiriremos la facultad de expresar
nuestro amor por él, en un lenguaje más elevado y puro, y nuestras
ideas se ampliarán y profundizarán, y nuestro juicio llegará a ser más
sano y digno de confianza, mientras nuestro testimonio tendrá más
vida y seguridad. No debemos cultivar el lenguaje de los mundanos,
y llegar a familiarizarnos de tal manera con la conversación de
los hombres, que el idioma de Canaán nos resulte nuevo y poco
familiar.—
Hijos e Hijas de Dios, 74
.