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Formas negativas de hablar
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cuidado nuestra alma, nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Entonces no
se escuchará ninguna conversación frívola, ni ninguna mala palabra.
La lengua pronunciará cosas correctas.—
The Review and Herald,
25 de enero de 1898
.
El chisme es enemigo de la obra
—¡Cuán cuidadosos debiéra-
mos ser, para que nuestras palabras y actos estén en armonía con
las sagradas verdades que Dios nos ha encomendado!... Cuando se
asocien entre sí, pongan guardia a sus palabras. Que su conversación
sea de tal naturaleza, que no tengan necesidad de arrepentirse de
ella... Si se pronuncia una palabra perjudicial para el carácter de un
amigo o hermano, no estimule nunca este perverso modo de hablar;
porque ésta es la obra del enemigo. Recuerde al que habla, que la
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Palabra de Dios prohibe esta clase de conversación.—
The Review
and Herald, 25 de febrero de 1904
.
Los efectos de la conversación impropia
—El pecado de la
conversación necia es común, entre aquellos que reclaman creer en
las verdades más solemnes, jamás dadas a nuestro mundo. Debido
a estas conversaciones triviales y frívolas, el Espíritu del Señor es
agraviado constantemente. La conversación impropia, es la causa de
esa falta de fe y poder entre el pueblo de Dios.—
Carta 47, 1897
.
Ni frivolidad ni trivialidad
—Toda frivolidad, toda vulgaridad
en la conversación, todo chiste y broma, debilita el alma, y separa
el corazón de la oración. Como Pablo, los verdaderos seguidores de
Cristo llevarán siempre en su cuerpo, la muerte del Señor Jesús; ellos
no pueden tener en mente lo que Cristo sufrió por ellos, y ser frívolos
y bromistas al mismo tiempo.—
Gospel Workers, 233 (1892)
.
La conversación necia
—Pocos se dan cuenta, de que ahuyentan
al Espíritu de Dios con sus pensamientos y sentimientos egoístas, y
su conversación necia y frívola... Si la gracia de Cristo fuera plantada
en sus corazones, e hicieran penetrar sus raíces profundamente en
el buen terreno, llevarían frutos de características diferentes por
completo... Sólo el poder convertidor de Dios es suficiente, para
establecer principios puros en el corazón, para que el maligno no
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pueda encontrar nada que asaltar... La pureza en la conversación y la
verdadera cortesía cristiana, deberían practicarse constantemente.—
Carta 74, 1896
.
Daremos cuenta de cada palabra
—¡Cuántas palabras son pro-
nunciadas con liviandad y necedad, en forma de chanzas y de bro-