Página 143 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Peligros de la juventud
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es la causa principal de los dolores en los costados y los hombros de
los niños.
Hay en esta época una clase de señoritas que son seres senci-
llamente inútiles, pues sirven solamente para respirar, comer, lucir
vestidos y hablar sandeces, mientras sostienen entre los dedos algún
tejido o bordado. Pero pocas jóvenes manifiestan juicio sano y buen
sentido común. Llevan una vida de mariposas, sin propósito especial.
Cuando esta clase de compañías mundanas se reúnen, todo lo que se
puede oír son unas pocas observaciones tontas acerca de los vestidos,
o algún asunto frívolo; y luego se ríen de sus propias observaciones
que consideran muy inteligentes. Esto lo hacen frecuentemente en
presencia de personas mayores, que no pueden sino entristecerse
ante tal falta de respeto por sus años. Estas jóvenes parecen haber
perdido todo sentido de modestia y de buenos modales. Sin embar-
go, la manera en que han sido instruídas las induce a pensar que su
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conducta es un dechado de gentileza.
Este espíritu es como una enfermedad contagiosa. El pueblo
de Dios debe elegir la compañía que han de frecuentar sus hijos, y
enseñarles a evitar la de los mundanos. Las madres deben llevar a sus
hijas consigo a la cocina y educarlas pacientemente. Su constitución
se beneficiará con este trabajo; sus músculos adquirirán tono y
fortaleza, y sus meditaciones serán más sanas y elevadas al fin del
día. Tal vez se cansen; pero ¡cuán dulce es el reposo después de
trabajar como es debido! El sueño, dulce restaurador natural, vigoriza
el cuerpo cansado y lo prepara para los deberes del día siguiente.
No dejéis creer a vuestros hijos que no importa que trabajen o no.
Enseñadles que se necesita su ayuda, que su tiempo es valioso, y
que dependéis de su trabajo.
El pecado de la ociosidad
Se me ha mostrado que mucho pecado es resultado de la ociosi-
dad. Las manos y las mentes activas no hallan tiempo para ceder a
toda tentación que el enemigo sugiere; pero las manos y los cerebros
ociosos están totalmente preparados para ser dominados por Satanás.
Cuando la mente no está debidamente ocupada, se espacia en cosas
impropias. Los padres deben enseñar a sus hijos que la ociosidad es
pecado. Se me mencionó lo que se dice en
Ezequiel 16:49
: “He aquí