Falsificación de los dones del espíritu
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las reuniones el espíritu temerario y desordenado del fanatismo. Las
impresiones y los sentimientos no son evidencia segura de que una
persona es conducida por el Señor. Satanás creará sentimientos e
impresiones, si no se sospecha de él. Estas cosas no son una guía
segura.
Todos deben dar siempre un buen ejemplo
Todos deben familiarizarse cabalmente con las evidencias de
nuestra fe, y el gran objeto de su estudio debe ser cómo adornar la
profesión de fe con frutos dignos de la gloria de Dios. Nadie debiera
proceder en forma que repela a los incrédulos. Debemos ser castos,
modestos y elevados en nuestra conversación e inmaculados en la
vida. Debe refrenarse un espíritu trivial, temerario y bromista. No es
evidencia de los efectos de la gracia de Dios sobre el corazón que las
personas hablen y oren con talento en la reunión, y luego, cuando han
salido de ella, se entreguen a una conversación y conducta grosera
y descuidada. Las tales personas son muy malos representantes de
nuestra fe; son un oprobio para la causa de Dios.
Hay una extraña mezcla de opiniones entre los profesos observa-
dores del sábado de * * *. Algunos no están en armonía con el resto
de la iglesia, y mientras continúen asumiendo esa actitud, estarán
sujetos a las tentaciones de Satanás, y quedarán afectados por el
fanatismo y el espíritu de error. Algunos tienen opiniones fantásticas
que los ciegan con respecto a muchos puntos vitales e importantes
de la verdad, y los inducen a colocar sus propias deducciones ca-
prichosas al mismo nivel que la verdad vital. La apariencia de los
tales y el espíritu que los acompaña hacen que el incrédulo sensato
presente objeciones contra el sábado por el cual aquéllos abogan.
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Sería mucho mejor para el progreso y el éxito del mensaje del tercer
ángel que las tales personas dejasen la verdad. ...
Los ministros que predican la doctrina deben ser obreros cabales,
deben presentar la verdad en su pureza, aunque con sencillez. Deben
apacentar la grey con forraje limpio, esmeradamente aventado.
Hay estrellas fugaces que profesan ser ministros enviados por
Dios y van predicando el sábado de lugar en lugar; pero han mez-
clado la verdad con el error y le ofrecen al pueblo el conjunto de
sus opiniones dispares. Satanás los ha introducido para disgustar a