Página 165 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Falsificación de los dones del espíritu
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Ha notado sus esfuerzos abnegados y los recompensará según sus
obras.
Por otro lado, los que no han luchado para destacar estas verdades
preciosas se han levantado y han recibido algunas doctrinas, ya
elaboradas, como la verdad del sábado, y luego toda la gratitud que
sienten por lo que no les ha costado nada a ellos, pero mucho a otros,
la manifiestan levantándose como Coré, Datán y Abiram y arrojando
oprobio sobre aquellos a quienes Dios impuso la carga de su obra. Y
dicen: “Básteos, porque toda la congregación, todos ellos son santos,
y en medio de ellos está Jehová.”
Números 16:3
. Desconocen la
gratitud. Poseen un espíritu terco, que no cede a la razón, y que los
llevará a su propia destrucción.
Dios ha bendecido a sus hijos que han avanzado, siguiendo las
oportunidades de su providencia. Ha sacado un pueblo de todas las
clases para colocarlo sobre la gran plataforma de la verdad. Los
incrédulos han quedado convencidos de que Dios estaba con su
pueblo, y han humillado su corazón para obedecer a la verdad. La
obra de Dios sigue constantemente hacia adelante. Sin embargo, a
pesar de todas las evidencias de que Dios ha estado conduciendo al
cuerpo, hay y continuará habiendo quienes, profesando creer en la
verdad del sábado, actuarán en forma independiente del cuerpo, y
creerán y obrarán como se les antoje. Sus opiniones están confusas.
Su dispersión es un testimonio permanente de que Dios no está con
ellos. El mundo coloca el sábado y los errores de los tales a un
mismo nivel y los desecha juntamente.
Esto desagrada a Dios
Dios está airado con los que siguen una conducta que nos hace
odiar por el mundo. Si a un creyente se le odia por sus buenas obras
y por seguir a Cristo, tendrá recompensa. Pero si se le odia porque no
se conduce en forma que inspire amor, o por sus modales incultos,
porque hace de la verdad un motivo de disputa con sus vecinos y
hace del sábado una molestia para ellos, es una piedra de tropiezo
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para los pecadores, un oprobio para la verdad sagrada, y a menos
que se arrepienta, sería mejor que se atase una piedra de molino al
cuello y se arrojase al mar.