Página 216 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

Basic HTML Version

212
Joyas de los Testimonios 1
mientos que presenciasen esa noche y las lecciones de instrucción
que recibiesen se quedasen grabadas indeleblemente en su memoria.
Esto era necesario para que su fe no desfalleciese, sino que fuese
fortalecida para la prueba que les esperaba.
Pero en vez de velar con Cristo, abrumados por el pesar, se
durmieron. Aun el ardiente Pedro, que, pocas horas antes había de-
clarado que sufriría y, si era necesario, moriría por su Señor, se había
dormido. En el momento más crítico, cuando el Hijo de Dios nece-
sitaba su simpatía y sus sentidas oraciones, los halló durmiendo. Al
dormir así perdieron mucho. Nuestro Salvador quería fortalecerlos
para la severa prueba a la cual muy pronto iba a ser sometida su fe.
Si hubiesen pasado esos momentos tristes velando con su amado
Salvador y orando a Dios, Pedro no habría sido abandonado a su
propia débil fuerza, que le indujo a negar a su Señor en el momento
de prueba.
El Hijo de Dios se alejó por segunda vez y oró diciendo: “Padre
mío, si no puede este vaso pasar de mí sin que yo lo beba, hágase tu
[222]
voluntad.”
Vers. 42
. Nuevamente volvió adonde estaban los discípu-
los y los halló durmiendo. Tenían los ojos pesados. Estos discípulos
dormidos representan a una iglesia que duerme cuando se acerca
el día del juicio de Dios. Es un tiempo de nubes y densas tinieblas,
cuando es peligroso dormirse.
Jesús nos ha dejado esta amonestación: “Velad pues, porque
no sabéis cuándo el señor de la casa vendrá; si a la tarde, o a la
medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; porque cuando
viniere de repente, no os halle durmiendo.”
Marcos 13:35, 36
. Se
pide a la iglesia de Dios que cumpla su vigilia, por peligrosa que
sea, ora sea corta o larga. El pesar no brinda excusas para ser menos
vigilantes. La tribulación no debe inducirnos al descuido, sino a
duplicar la vigilancia. Por su ejemplo Cristo indicó a su iglesia cuál
es la fuente de su fuerza en tiempo de necesidad, angustia y peligro.
La actitud de vela designará en verdad a la iglesia como pueblo de
Dios. Por esta señal, los que aguardan se distinguen del mundo y
demuestran que son peregrinos y extranjeros en la tierra.
De nuevo, el Salvador se apartó tristemente de sus discípulos que
dormían, y oró por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Luego
volvió a ellos y les dijo: “Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado
la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.”