Página 238 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
peligroso que haya encontrado. Le revelaré el engaño de las riquezas;
le demostraré que son una trampa, aun para aquellos que se sienten
seguros contra el egoísmo, contra la exaltación, la extravagancia, el
orgullo y el amor de las alabanzas humanas.”
Probada por la prosperidad
Me fué mostrado que ante Vd. se abrió el camino para que
mejorasen sus condiciones de vida, y pudiese al fin obtener los
recursos que pensaba usar con sabiduría para gloria de Dios. ¡Cuán
ansiosamente miraba su ángel ministrador esa nueva prueba, para
ver cómo la resistiría! Cuando llegaron los recursos a sus manos, vi
cómo, gradual y casi imperceptiblemente, Vd. se separaba de Dios.
Gastaba para su propia conveniencia los recursos que se le habían
confiado, y se rodeaba de las comodidades de esta vida. Vi que
los ángeles la miraban con anhelante tristeza, con el rostro medio
desviado, pesarosos de abandonarla. Sin embargo, Vd. no advertía
la presencia de ellos, y seguía su conducta sin acordarse de su ángel
guardián.
En medio de la prosperidad, Vd. no llevó a cabo las resoluciones
que había hecho en la adversidad. El engaño de las riquezas la separó
de sus propósitos. Aumentaron sus preocupaciones y se extendió
su influencia. Los afligidos, al recibir alivio de sus padecimientos,
la glorificaban, y Vd. aprendió a amar las alabanzas de los pobres
labios mortales. Vivía en una ciudad populosa, y pensó que para el
éxito de sus negocios como asimismo para conservar su influencia,
era necesario que cuanto la rodeaba estuviese de acuerdo con los
mismos. Pero llevó las cosas al extremo. Se dejó guiar demasiado por
las opiniones y juicios ajenos. Gastó recursos inútilmente tan sólo
para satisfacer la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida.
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Se olvidó de que estaba manejando el dinero de su Señor. Cuando
gastaba dinero sólo para estimular la vanidad, no consideraba que el
ángel registrador anotaba acciones cuyo recuerdo la avergonzaría.
El ángel dijo, señalándola: “Te glorificaste a ti misma, pero no me
magnificaste.” Hasta se jactaba Vd. porque podía comprar esas cosas.