El carácter sagrado del sábad
Cuando el sábado comienza debemos ponernos en guardia, velar
sobre nuestros actos y palabras, no sea que robemos a Dios, dedi-
cando a nuestro uso el tiempo que pertenece estrictamente al Señor.
No debemos hacer ni permitir que nuestros hijos hagan trabajo al-
guno para ganarse la vida, ni cosa alguna que podría haberse hecho
durante los seis días hábiles.
El viernes es el día de preparación. Entonces puede dedicarse
tiempo a los preparativos necesarios para el sábado, y a pensar y
conversar acerca de ello. Nada de lo que a los ojos del cielo será
considerado como violación del santo sábado debe dejarse para ser
dicho o hecho en sábado. Dios requiere no sólo que evitemos el
trabajo físico en sábado, sino que disciplinemos nuestra mente para
que se espacie en temas sagrados. Se infringe virtualmente el cuarto
mandamiento al conversar de cosas mundanales, o al dedicarse a una
conversación liviana y trivial. El hablar de cualquier cosa o de todo
lo que acude a la mente, es pronunciar nuestras propias palabras.
Toda desviación de lo recto nos pone en servidumbre y condenación.
Hno. P***, Vd. debe disciplinarse para discernir el carácter
sagrado del sábado del cuarto mandamiento, debe trabajar para elevar
la norma en su familia, y en cualquier lugar donde, por su ejemplo,
la haya rebajado entre el pueblo de Dios. Debe contrarrestar la
influencia que ha ejercido al respecto, y cambiar sus palabras y
acciones. Vd. ha dejado con frecuencia de acordarse “del día del
reposo, para santificarlo;” se ha olvidado de él muchas veces para
pronunciar sus propias palabras en el día santificado de Dios. Ha
sido descuidado, y en el sábado ha participado con personas no
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consagradas en conversaciones con respecto a los temas comunes
del día, como las ganancias y pérdidas, los ganados, las cosechas y
las provisiones. En esto, su ejemplo perjudica a su influencia. Debe
reformarse.
Testimonios para la Iglesia 2:702-705 (1871)
. (Del cap. titulado: “Responsables de
la luz.”)
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