Página 281 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Mentes desequilibradas
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Con frecuencia se pierde tiempo explicando puntos que son
realmente baladíes y que debieran darse por sentados sin presen-
tar pruebas, porque son obvios. Pero los puntos realmente vitales
deben ser presentados tan clara y enérgicamente como lo permitan
el lenguaje y las pruebas. El poder de concentrar la mente sobre
un tema con exclusión de todos los demás, es bueno hasta cierto
punto; pero el ejercicio constante de esta facultad cansa los órganos
encargados de esa obra; les impone un recargo excesivo y como
resultado no se alcanza a realizar la mayor cantidad de bien. Un
juego de órganos tiene que sufrir el desgaste principal mientras que
los otros permanecen dormidos. La mente no puede ejercitarse así
en forma sana, y por consiguiente la vida se acorta.
No todos pueden seguirlos
Todas las facultades deben sobrellevar una parte de la labor,
obrando armoniosamente, equilibrándose unas a otras. Los que de-
dican toda la fuerza de su mente a un tema adolecen de grandes
deficiencias en otros puntos, pues sus facultades no son cultivadas
por igual. El tema que consideran encadena su atención, y los induce
a seguir profundizando más y más el asunto. A medida que se in-
teresan y asimilan, ven más conocimientos y luz. Pero son pocas las
mentes que pueden seguirlos, a menos que hayan dedicado al tema
los mismos pensamientos profundos. Existe el peligro de que estos
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hombres aren y planten las semillas de la verdad a tal profundidad
que las tiernas y preciosas hojas nunca lleguen a la superficie.
A menudo se realiza duro trabajo innecesario, que nunca será
apreciado. Si los que tienen la facultad de concentrarse tan inten-
samente la cultivan a expensas de las demás, no pueden tener una
mente bien proporcionada. Son como máquinas en las cuales un solo
juego de engranajes trabaja a la vez. Mientras que algunas ruedas
se herrumbran en la inactividad, otras se están gastando por el uso
constante. Los hombres que cultivan una o dos facultades, y no las
ejercitan todas por igual, no pueden realizar en el mundo la mitad
del bien que Dios quiso que realizaran. Son hombres unilaterales;
utilizan solamente la mitad del poder que Dios les ha dado, mientras
que la otra mitad se herrumbra e inutiliza por la inactividad.