Página 295 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Parábolas de los perdidos
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Esta parábola fué dada por Cristo para representar la manera
en que nuestro Padre celestial recibe a los errantes y arrepentidos.
El padre es aquel contra el cual se ha pecado; sin embargo, en la
compasión de su alma, lleno de piedad y perdón, se encuentra con
el pródigo y le revela la gran alegría que significa para él que éste
su hijo, a quien creía muerto a todo afecto filial, haya llegado a ser
sensible a su gran pecado y negligencia, y haya vuelto a su padre,
apreciando su amor y reconociendo sus requerimientos. Sabe que
el hijo aquel que se había entregado a una vida de pecado y que
ahora está arrepentido, necesita de su piedad y amor. Ha sufrido; ha
sentido su necesidad, y viene hacia su padre confiando en que es el
único que puede suplir su gran necesidad.
El regreso del hijo pródigo fué fuente de la mayor alegría. Las
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quejas del hijo mayor eran naturales, pero incorrectas. Sin embargo,
ésa es frecuentemente la actitud que asumen mutuamente los her-
manos. Se esfuerzan demasiado por hacer notar dónde han errado a
los que se encuentran en el error, y por recordarles siempre sus equi-
vocaciones. Los que han errado necesitan piedad, ayuda, simpatía.
Sufren, y con frecuencia están abatidos y desalentados. Necesitan
sobre todo un amplio perdón.
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