Página 318 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
muy amable, simplemente porque rehuían el desempeño de un claro
deber bíblico. La tarea no era agradable para sus sentimientos; por
lo tanto la eludían.
El espíritu de odio que ha existido entre algunos porque fueron
reprendidos los males que reinaban entre el pueblo de Dios, ha oca-
sionado ceguera y un terrible engaño para sus almas, haciéndoles
imposible discriminar entre lo bueno y lo malo. Los tales han apaga-
do su propia visión espiritual. Pueden presenciar los males, pero no
se sienten como se sentía Josué, ni se humillan al advertir el peligro
de las almas.
El verdadero pueblo de Dios, que toma a pecho el espíritu de la
obra del Señor y la salvación de las almas, verá siempre al pecado
en su verdadero carácter pecaminoso. Estará siempre de parte de los
que denuncian claramente los pecados que tan fácilmente asedian a
los hijos de Dios. Especialmente en la obra final que se hace en favor
de la iglesia, en el tiempo del sellamiento de los ciento cuarenta y
cuatro mil que han de subsistir sin defecto delante del trono de Dios,
sentirán muy profundamente los yerros de los que profesan ser hijos
de Dios. Esto lo expone con mucho vigor la ilustración que presenta
el profeta acerca de la última obra, bajo la figura de los hombres que
tenían sendas armas destructoras en las manos. Entre ellos había uno
vestido de lino que tenía a su lado un tintero. “Y díjole Jehová: Pasa
por medio de la ciudad, por medio de Jerusalem, y pon una señal en
la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las
abominaciones que se hacen en medio de ella.”
Ezequiel 9:4
.
¿Quiénes siguen el consejo de Dios en este tiempo? ¿Son los
que excusan virtualmente los yerros de entre el profeso pueblo de
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Dios, y quienes murmuran en su corazón, si no abiertamente, contra
los que quisieran reprender el pecado? ¿Son aquellos que se les
oponen y simpatizan con los que contemporizan con el mal? No,
en verdad. A menos que se arrepientan, y dejen la obra satánica de
oprimir a los que tienen la preocupación de la obra, y de dar la mano
a los pecadores de Sión, nunca recibirán el sello de la aprobación de
Dios. Caerán en la destrucción general de los impíos, representada
por la obra de los hombres que llevaban armas. Nótese esto con
cuidado: Los que reciban la marca pura de la verdad, desarrollada en
ellos por el poder del Espíritu Santo y representada por el sello del
hombre vestido de lino, son los que “gimen y que claman a causa