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Joyas de los Testimonios 1
Los que han ocultado el dinero de su señor en un pañuelo, enterrán-
dolo en la tierra, en vez de confiarlo a los banqueros, y los que han
despilfarrado el dinero de su Señor gastándolo en cosas innecesarias
en vez de ponerlo a interés invirtiéndolo en su causa, no recibirán la
aprobación del Maestro, sino una condenación decidida. El siervo
inútil de la parábola le presentó el talento a Dios y dijo: “Te conocía
que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges
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donde no esparciste; y tuve miedo, y fuí, y escondí tu talento en la
tierra: he aquí tienes lo que es tuyo.”
Mateo 25:24, 25
. Su Señor
toma nota de sus palabras y declara: “Malo y negligente siervo,
sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí;
por tanto te convenía dar mi dinero a los banqueros, y viniendo yo,
hubiera recibido lo que es mío con usura.”
Vers. 26, 27
.
Este siervo inútil no ignoraba los planes de Dios, pero se pro-
puso firmemente estorbar el propósito de Dios, y luego le acusó de
injusticia al exigir el rédito de los talentos que se le habían confiado.
Esta misma queja y murmuración la formula una clase numerosa
de hombres pudientes que profesan creer la verdad. Como el siervo
infiel, temen que se les exija el interés del talento que Dios les prestó,
para adelantar la difusión de la verdad; por lo tanto, lo inmovilizan
invirtiéndolo en tesoros terrenales y sepultándolo en el mundo, y lo
aseguran de tal manera que no tienen nada o casi nada para invertir
en la causa de Dios. Lo han enterrado, temiendo que Dios exigiese
parte del capital o del interés. Cuando, al exigírsela su Señor, traen la
cantidad que les fué dada, aducen ingratas excusas por no haber con-
fiado a los banqueros e invertido en la causa de Dios, para ejecutar
su obra, los recursos que el Señor les había prestado.
El que desfalca los bienes de su Señor no sólo pierde el talento
que Dios le prestó, sino también la vida eterna. De él se dice: “Al
siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera.”
Vers. 30
. El siervo
fiel, que invierte su dinero en la causa de Dios para salvar almas,
emplea sus recursos para gloria de Dios y recibirá el elogio del
Maestro: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré: entra en el gozo de tu Señor.”
Vers. 21
. ¿Cuál será
el gozo de nuestro Señor? Será el gozo de ver almas salvadas en el
reino de gloria. “El cual, habiéndole sido propuesto gozo, sufrió la
cruz, menospreciando la vergüenza, y sentóse a la diestra del trono
de Dios.”
Hebreos 12:2
.
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