Página 348 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
mayordomía.” Dice Cristo: “En cuanto no lo hicisteis a uno de estos
pequeñitos, ni a mí lo hicisteis.”
Mateo 25:45
. “No sois vuestros.
Porque comprados sois por precio,” y estáis bajo la obligación de
glorificar a Dios con vuestros recursos, así como en vuestro cuerpo
y en vuestro espíritu, que son suyos. “Comprados sois por precio,”
“no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino con la sangre
preciosa de Cristo.”
1 Corintios 6:20
;
1 Pedro 1:18, 19
. El pide,
en compensación de los dones que nos ha confiado, que ayudemos
en la obra de salvar almas. El dió su sangre y nos pide nuestro
dinero. Mediante su pobreza somos hechos ricos, y ¿nos negaremos
a devolverle sus propios dones?
Colaboradores con Dios
Dios no depende del hombre para sostener su causa. Podría ha-
ber enviado medios directamente del cielo para suplir su tesorería,
si en su providencia lo hubiese considerado mejor para el hombre.
Podría haber formulado planes para que los ángeles hubiesen sido
enviados a publicar la verdad al mundo sin intervención de los hom-
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bres. Podría haber escrito las verdades en el firmamento y haber
dejado que éste declarase al mundo sus requerimientos en caracteres
vivos. Dios no depende del oro o la plata de hombre alguno. Dice:
“Mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los
collados.” “Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti: porque mío es
el mundo y su plenitud.”
Salmos 50:10, 12
. Cualquier necesidad de
que intervengamos en el adelantamiento de la causa de Dios, ha sido
ordenada a propósito para nuestro bien. El nos ha honrado haciéndo-
nos colaboradores suyos. Ordenó que fuese necesaria la cooperación
de los hombres a fin de que pudiesen practicar la generosidad.
En su sabia providencia, Dios permitió que los pobres estuviesen
siempre con nosotros, para que mientras presenciáramos las diversas
formas de necesidad y sufrimiento en el mundo, fuésemos probados
y puestos en situación de desarrollar un carácter cristiano. El Señor
ha puesto a los pobres entre nosotros para despertar nuestra simpatía
y amor cristianos.
Los pecadores que están pereciendo por falta de conocimiento
serán dejados en la ignorancia y las tinieblas a menos que los hom-
bres les lleven la luz de la verdad. Dios no enviará a los ángeles