Página 352 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
del diezmo, se requerían ofrendas por el pecado, ofrendas pacíficas
y de agradecimiento a Dios.
Todo lo que se retiene de lo que Dios pide, o sea el diezmo,
queda registrado en los libros del cielo como un robo hecho a él. Los
que lo cometen defraudan a su Creador, y cuando se les presenta este
pecado de negligencia, no es suficiente que cambien su conducta y
empiecen desde entonces a obrar según el debido principio. Esto no
corregirá las cifras escritas en los registros celestiales por su desfalco
de la propiedad que se les ha confiado para que la devuelvan al
Prestamista. Deben arrepentirse de su infidelidad para con Dios, y
de su vil ingratitud.
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado.
Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? Los diezmos y las primicias.
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me
habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento
en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos,
si no os abriré las ventanas de los cielos, y vaciaré sobre vosotros
bendición hasta que sobreabunde.”
Malaquías 3:8-10
. Aquí se pro-
mete que si se traen todos los diezmos al alfolí, Dios derramará su
bendición sobre los obedientes.
“Increparé también por vosotros al devorador, y no os corromperá
el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el campo abortará, dice Jehová
de los ejércitos. Y todas las gentes os dirán bienaventurados; porque
seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.”
Vers. 11, 12
. Si
todos los que profesan la verdad cumplen con los requerimientos de
Dios en cuanto a dar el diezmo, que Dios llama suyo, la tesorería
estará ampliamente provista para llevar a cabo la gran obra de salvar
a los hombres.
Dios da al hombre los nueve décimos, mientras reclama un dé-
cimo para fines sagrados, así como dió al hombre seis días para su
trabajo y se reservó y puso aparte el séptimo día para sí. Porque,
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como el sábado, el diezmo de las entradas es sagrado. Dios se lo
ha reservado. El llevará a cabo su obra en la tierra con las entradas
procedentes de los recursos que confió al hombre.
Dios exigía que su antiguo pueblo asistiera a tres asambleas
anualmente. “Tres veces cada un año parecerá todo varón tuyo de-
lante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la solemnidad
de los ázimos, y en la solemnidad de las semanas, y en la solemnidad