Página 383 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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El amor al mundo
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La liberación por medio de Cristo
El ejemplo de Cristo nos muestra que nuestra única esperanza
de victoria reside en resistir continuamente a los ataques de Satanás.
El que triunfó sobre el adversario de las almas en el conflicto de la
tentación, comprende el poder de Satanás sobre la especie humana,
pues lo venció en nuestro favor. Como vencedor, nos ha dado la
ventaja de su victoria, para que en nuestros esfuerzos por resistir las
tentaciones de Satanás podamos unir nuestra debilidad a su fuerza,
nuestra indignidad a sus méritos. Y si en las fuertes tentaciones
somos sostenidos por su poder prevaleciente, logramos resistir en su
nombre todopoderoso y vencer como él venció.
Es por medio de sufrimientos indecibles cómo nuestro Redentor
puso la redención a nuestro alcance. En este mundo no fué honrado
ni reconocido, para que por medio de su maravillosa condescen-
dencia y humillación pudiese ensalzar al hombre hasta ponerlo en
situación de recibir honores celestiales y goces imperecederos en
las cortes del Rey. ¿Murmurará el hombre caído porque el cielo
puede obtenerse únicamente mediante lucha, humillación, trabajo y
esfuerzo?
Más de un corazón orgulloso pregunta: ¿Por qué necesito humi-
llarme y arrepentirme antes de poder tener la seguridad de que Dios
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me acepta y alcanzar la recompensa inmortal? ¿Por qué no es más
fácil, placentera y atrayente la senda del cielo? Remitimos a todos
los que dudan y murmuran al que fué nuestro gran Ejemplo mientras
sufría bajo las cargas de la culpabilidad humana y soportaba las más
agudas torturas del hambre. En él no había pecado. Aun más; era el
Príncipe del Cielo; pero se hizo pecado por toda la especie humana.
“Herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados:
el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros
curados.”
Isaías 53:5
.
Cristo lo sacrificó todo por el hombre, a fin de permitirle ganar
el cielo. Ahora le incumbe al hombre caído demostrar que a su vez
está dispuesto a sacrificarse por amor de Cristo, a fin de obtener
la gloria inmortal. Los que tienen un sentido justo de la magnitud
de la salvación y de su costo, no murmurarán nunca porque deban
sembrar con lágrimas y porque los conflictos y la abnegación sean
la suerte del cristiano en esta vida. Las condiciones de la salvación