Página 392 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
fortalecerse para vencer el apetito y la pasión, y pudiese ser vencedor
en todo.
Muchos padres educan los gustos de sus hijos y forman su apeti-
to. Les permiten comer carne y beber té y café. Los alimentos a base
de carne y altamente sazonados, y el té y café cuyo consumo algunas
madres fomentan en sus hijos, los preparan para desear estimulantes
más fuertes, como el tabaco. El uso de éste despierta el deseo de
ingerir bebidas alcohólicas; y el consumo de tabaco y bebidas reduce
invariablemente la energía nerviosa.
Si las sensibilidades morales de los cristianos se aguzaran en el
tema de la temperancia en todas las cosas, podrían, por su ejemplo,
y principiando en sus mesas, ayudar a los que tienen poco domi-
nio propio, a los que son casi incapaces de resistir a las instancias
de su apetito. Si pudiésemos comprender que los hábitos que ad-
quirimos en esta vida afectarán nuestros intereses eternos, y que
nuestro destino eterno depende de que nos habituemos a ser tempe-
rantes, lucharíamos para ser estrictamente temperantes en el comer
y beber. Por nuestro ejemplo y esfuerzo personales, podemos ser
instrumentos para salvar a muchas almas de la degradación de la in-
temperancia, el crimen y la muerte. Nuestras hermanas puden hacer
mucho en la obra de la salvación de los demás, al poner sobre sus
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mesas únicamente alimentos sanos y nutritivos. Pueden dedicar su
precioso tiempo a educar los gustos y apetitos de sus hijos, a hacerles
adquirir hábitos de temperancia en todas las cosas, y a estimular la
abnegación y la benevolencia para beneficio de los demás.
No obstante el ejemplo que Cristo nos dió en el desierto de la
tentación al negarse a complacer el apetito y al vencer su poder, son
muchas las madres cristianas que, por su ejemplo y por la educación
que dan a sus hijos, los están preparando para que lleguen a ser
glotones y bebedores. Con frecuencia se permite a los niños que
coman lo que prefieren y cuando quieren, sin tener en cuenta su
salud. Son muchos los niños a quienes se educa desde su infancia
para que lleguen a ser glotones. Por la complacencia del apetito,
padecen de dispepsia desde su tierna infancia. La sensualidad y la
intemperancia en el comer se desarrollan y fortalecen con el aumento
de vigor. El poder mental y físico es sacrificado por la indulgencia
de los padres. Adquieren gusto por ciertos manjares de los cuales no