Página 397 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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El poder del apetito
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Como pueblo, profesamos ser reformadores, portadores de luz
para el mundo y fieles centinelas de Dios que custodian toda avenida
por la cual Satanás podría penetrar con sus tentaciones para pervertir
el apetito. Nuestro ejemplo e influencia deben ser un poder de parte
de la reforma. Debemos abstenernos de toda práctica que pudiera
embotar la conciencia o estimular la tentación. No debemos abrir
puerta alguna que dé a Satanás acceso a la mente de un ser humano
formado a la imagen de Dios. Si todos fuesen vigilantes y fieles para
custodiar las pequeñas brechas abiertas por el uso moderado de los
así llamados vinos y sidras inofensivos, se cerraría el camino a la
embriaguez. Lo que se necesita en toda comunidad es un propósito
firme, y una voluntad de no gustar ni aun tocar lo malo; entonces la
reforma de la temperancia será firme, permanente y cabal
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Testimonios para la Iglesia 5:360 (1885)
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