Página 412 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

Basic HTML Version

408
Joyas de los Testimonios 1
aquellos que están expuestos a caer en las mismas tentaciones. La
experiencia de uno sirve como faro que aparte a los demás de las
rocas peligrosas.
Así se nos han revelado las trampas y los designios de Satanás,
la importancia que tiene el perfeccionar un carácter cristiano, y los
medios por los cuales se puede obtener este resultado. Dios indica así
lo que es necesario para obtener su bendición. Muchos propenden a
manifestar sentimientos de rebeldía cuando se reprenden sus pecados
particulares. El espíritu de esta generación dice: “Decidnos cosas
halagüeñas.”
Isaías 30:10
. Pero el espíritu de profecía dice solamente
la verdad. Abunda la iniquidad y se enfría el amor de muchos de los
que profesan seguir a Cristo. No ven la maldad de su propio corazón,
y no sienten su debilidad e incapacidad. En su misericordia, Dios
[441]
descorre el velo y les muestra que hay detrás del escenario un ojo
que discierne la culpa y los motivos de sus acciones.
Se suele blanquear los pecados de las iglesias populares. Muchos
de sus miembros participan de los vicios más groseros, y están
sumidos en la iniquidad. Babilonia ha caído y ha llegado a ser jaula
de toda ave inmunda y aborrecible. Los pecados más indignos de
la época hallan refugio bajo el manto del cristianismo. Muchos
proclaman que la ley de Dios ha sido abolida, y viven ciertamente
en armonía con su fe. Si no hay ley, no hay transgresión, y por lo
tanto, no hay pecado; pues el pecado es la transgresión de la ley.
El ánimo carnal es enemistad contra Dios, y se rebela contra su
voluntad. Deséchese el yugo de la obediencia, y aquel ánimo cae
inconscientemente en la iniquidad del delito. La iniquidad abunda
entre los que hablan grandilocuentemente de la libertad religiosa
pura y perfecta. Su conducta es aborrecible para el Señor, y son
colaboradores del adversario de las almas. Desvían sus ojos de la
luz revelada, y las bellezas de la santidad son tan sólo sombras para
ellos. Es asombroso ver sobre qué débiles fundamentos muchísimos
edifican sus esperanzas del cielo. Se burlan de la ley del Ser infinito,
como si quisieran desafiarle y anular su Palabra. Ni siquiera Satanás
con su conocimiento de la ley divina se atrevería a hacer los discursos
que hacen desde el púlpito algunos de los ministros aborrecedores
de la ley; sin embargo, él se regocija en las blasfemias de ellos.
Se me ha mostrado lo que es el hombre sin conocimiento de
la voluntad de Dios. Los crímenes y la iniquidad llenan su vida.