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Joyas de los Testimonios 1
las largas y cansadoras peticiones para la cámara privada, si alguno
las tiene que ofrecer. Dejemos al Espíritu de Dios entrar en nuestro
corazón, y él apartará toda árida formalidad.
El poder de la buena música
La música puede ser un gran poder para el bien; y sin embargo
no sacamos el mayor provecho de este ramo del culto. Se canta
generalmente por impulso o para hacer frente a casos especiales.
En otras ocasiones, a los que cantan se les deja cometer errores y
equivocaciones, y la música pierde el efecto que debe tener sobre
la mente de los presentes. La música debe tener belleza, majestad y
poder. Elévense las voces en cantos de alabanza y devoción. Si es
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posible, recurramos a la música instrumental, y ascienda a Dios la
gloriosa armonía como ofrenda aceptable.
Pero es a veces más difícil disciplinar a los cantores y mantener-
los en orden, que mejorar las costumbres de la gente en cuanto a orar
y exhortar. Muchos quieren hacer las cosas según su propio estilo;
se oponen a las consultas y se impacientan bajo la dirección. En
el servicio de Dios se necesitan planes bien madurados. El sentido
común es algo excelente en el culto del Señor. Las facultades del
pensar deben ser consagradas a Cristo y deben idearse medios y
recursos para servirle mejor. La iglesia de Dios que procura hacer
bien, viviendo la verdad y tratando de salvar almas, puede ser un
poder en el mundo si quiere ser disciplinada por el Espíritu del Señor.
Sus miembros no deben pensar que pueden trabajar para la eternidad
con negligencia.
Simpatía y sociabilidad
Como pueblo, perdemos mucho por falta de simpatía y sociabili-
dad unos con otros. El que habla de independencia y se encierra en sí
mismo no está ocupando el puesto que Dios le destinó. Somos hijos
de Dios y dependemos mutuamente unos de otros para nuestra feli-
cidad. Sobre nosotros pesan los derechos de Dios y de la humanidad.
Debemos desempeñar todos nuestra parte en esta vida. El debido
cultivo de los elementos sociales de nuestra naturaleza es lo que nos
hace simpatizar con nuestros hermanos y nos proporciona felicidad