Página 443 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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La prueba
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complicadas emociones y manifestaciones de su propio corazón, y
notar lo que es malo, para que puedan modificar su disposición y
refinar sus modales. En su providencia, el Señor pone a los hombres
donde él pueda probar sus facultades morales y revelar sus motivos, a
fin de que puedan mejorar lo que es bueno en ellos y apartar lo malo.
Dios quiere que sus siervos se familiaricen con el mecanismo moral
de su propio corazón. A fin de lograrlo, permite con frecuencia que
el fuego de la aflicción los asalte para que se purifiquen. “¿Y quién
podrá sufrir el tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar cuando
él se mostrará? Porque él es como fuego purificador, y como jabón
de lavadores. Y sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque
limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata; y
ofrecerán a Jehová ofrenda con justicia.”
Malaquías 3:2, 3
.
La purificación del pueblo de Dios no puede lograrse sin que
dicho pueblo soporte padecimientos. Dios permite que los fuegos
de la aflicción consuman la escoria, separen lo inútil de lo valioso, a
fin de que el metal puro resplandezca. Nos hace pasar de un fuego a
otro, probando nuestro verdadero valor. Si no podemos soportar estas
pruebas, ¿qué haremos en el tiempo de angustia? Si la prosperidad
o la adversidad descubren falsedad, orgullo o egoísmo en nosotros,
¿qué haremos cuando Dios pruebe la obra de cada uno como por
fuego y revele los secretos de todo corazón?
La verdadera gracia está dispuesta a ser probada; y si estamos
poco dispuestos a que nos escudriñe el Señor, nuestra condición es
verdaderamente grave. Dios es refinador y purificador de las almas;
en el calor del horno, la escoria queda para siempre separada del
verdadero oro y plata del carácter cristiano. Jesús vigila la prueba.
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El sabe lo que es necesario para purificar el metal precioso a fin de
que refleje el esplendor de su amor divino.
Jesús abrió el camino
Dios acerca a los suyos a sí mediante pruebas difíciles, mostrán-
doles su propia debilidad e incapacidad y enseñándoles a confiar
en él como su única ayuda y salvaguardia. Así logra su objeto. Así
quedan preparados para que se los emplee en cualquier emergencia,
para desempeñar importantes puestos de confianza y para lograr
los grandes fines para los cuales les fueron dadas sus facultades.