Página 444 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
Dios prueba a los hombres a la derecha y a la izquierda, y así los
educa, prepara y disciplina. Jesús, nuestro Redentor, representante
y cabeza del hombre, soportó este proceso de prueba. Sufrió más
de lo que nosotros podemos ser llamados a sufrir. Llevó nuestras
enfermedades y fué tentado en todo como nosotros. No lo sufrió por
su propia culpa, sino por causa de nuestros pecados; y ahora, fiando
en los méritos de nuestro Vencedor, podemos llegar a ser vencedores
en su nombre.
La obra de refinamiento y purificación que Dios ejecuta debe
proseguir hasta que sus siervos estén tan humillados, tan muertos al
yo que, cuando se los llame al servicio activo, sean sinceros en bus-
car la gloria de Dios. Entonces él aceptará sus esfuerzos; no obrarán
impetuosamente, por impulso; no se apresurarán y pondrán en peli-
gro la causa del Señor, siendo esclavos de tentaciones y pasiones, ni
seguirán sus propios ánimos carnales encendidos por Satanás. ¡Oh,
cuán terriblemente mancillada queda la causa de Dios por la perversa
voluntad del hombre y su genio insumiso! ¡Cuánto sufrimiento trae
él sobre sí al seguir sus propias y temerarias pasiones! Dios arroja
vez tras vez a los hombres al suelo, y aumenta la presión hasta que
la perfecta humildad y una transformación de carácter los pongan
en armonía con Cristo y el espíritu del cielo y sean vencedores de sí
mismos.
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Dios ha llamado a hombres de diferentes estados y los ha ido
probando para ver qué carácter desarrollarían, para ver si se les
podía confiar la guardia del fuerte en *** y para ver si suplirían
o no las deficiencias de los hombres que ya estaban allí, y si, al
ver los fracasos de ellos, rehuirían el ejemplo de los que no son
aptos para dedicarse a la sacratísima obra de Dios. El ha seguido
a los hombres de *** con continuas amonestaciones, reproches y
consejos. Ha derramado gran luz sobre los que ofician en su causa
allí, para que el camino les fuese claro. Pero si ellos prefieren seguir
su propia sabiduría, despreciando la luz, como la despreció Saúl, se
extraviarán seguramente y causarán mucha perplejidad a la causa.
Delante de ellos han sido puestas la luz y las tinieblas, pero con
demasiada frecuencia han elegido las tinieblas.