Página 458 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Las críticas a los que llevan responsabilidade
La Iglesia sufre por falta de obreros cristianos abnegados. Si
todos los que, por lo general, no pueden resistir a la tentación y son
demasiado débiles para permanecer de pie solos, se mantuviesen ale-
jados de ***, reinaría en aquel lugar una atmósfera espiritual mucho
más pura. Los que se alimentan de las hojarascas de los fracasos y
deficiencias ajenas, que juntan para sí mismos los miasmas malsanos
de las negligencias y los defectos de sus vecinos, haciéndose basu-
reros de la iglesia, no constituyen ninguna ventaja para la sociedad
de la cual forman parte, sino que son, en realidad, una carga para la
comunidad a la cual imponen su presencia.
Lo que necesita la iglesia no son cargas, sino obreros fervientes:
no personas que censuren, sino edificadores de Sión. Se necesitan
verdaderamente misioneros en el gran corazón de la obra, hombres
que retengan la fortaleza, que sean tan fieles como el acero para
preservar el honor de aquellos a quienes Dios ha colocado a la
cabeza de su obra, y que harán cuanto puedan para sostener la causa
en todos sus departamentos, aun a costa del sacrificio de sus propios
intereses y vidas, si es necesario. Pero se me mostró que son pocos
los que tienen la verdad entretejida con su misma alma, que pueden
soportar la prueba escrutadora de Dios. Son muchos los que han
aceptado la verdad, pero ésta no se ha apoderado de ellos para
transformar su corazón y purificarlo de todo egoísmo. Hay quienes
vienen a *** para ayudar en la obra, como también muchos que
son miembros antiguos, que tendrán que rendir una terrible cuenta a
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Dios por el estorbo que han sido para la causa, por su amor propio y
su vida no consagrada.
La religión no tiene virtud salvadora si el carácter de aquellos
que la profesan no corresponde a su profesión de fe. Dios ha dado
misericordiosamente mucha luz a su pueblo de ***, pero Satanás
quiere realizar su obra, y ejerce con más energía su poder en el mismo
Testimonios para la Iglesia 4:193-196 (1876)
. (Del cap. “Se necesitan reprensiones
fieles.”)
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