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Joyas de los Testimonios 1
debilidades de los padres serán castigadas en los hijos hasta la ter-
cera y cuarta generación de los que le aborrecen, y que manifestará
misericordia en millares de generaciones a aquellos que le aman y
guardan sus mandamientos. No es asunto sin importancia robar a un
vecino, y grande es el estigma impuesto al culpable de semejante
acto; sin embargo, el que nunca defraudaría a sus semejantes, roba
sin vergüenza alguna a su Padre celestial el tiempo que ha bendecido
y apartado con un propósito especial.
La fe y la obediencia
Estimado hermano, sus obras difieren de la fe que profesa, y
su único argumento es la miserable excusa de la conveniencia. En
tiempos pasados, los siervos de Dios fueron llamados a dar su vida
para vindicar su fe. La conducta de Vd. armoniza mal con la de los
mártires cristianos, que sufrieron hambre y sed, tortura y muerte,
antes que renunciar a su religión o a los principios de la verdad.
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Escrito está: “¿Qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y
no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”
Santiago 2:14
. Cada vez que
Vd. dedica sus manos a trabajar en sábado, niega virtualmente su fe.
Las Sagradas Escrituras nos enseñan que la fe sin obras es muerta,
y que el testimonio de la vida de uno proclama al mundo si uno es
fiel o no a la fe que profesa. Su conducta rebaja la ley de Dios en
la estima de sus amigos mundanos. Por ella Vd. les dice: “Vosotros
podéis obedecer los mandamientos o no obedecerlos. Yo creo que la
ley de Dios es, en cierto modo, obligatoria para los hombres; pero al
fin y al cabo, el Señor no es tan escrupuloso como para exigir una
observancia estricta de sus preceptos, y una transgresión ocasional
no es castigada con severidad de su parte.”
Muchos, al excusarse por violar el sábado, se refieren a su ejem-
plo. Arguyen que si un hombre tan bueno, que cree que el séptimo
día es el día de reposo, puede dedicarse a empleos mundanales en
ese día cuando las circunstancias parecen requerirlo, seguramente
ellos pueden hacer lo mismo sin ser condenados. Muchas almas se
enfrentarán con Vd. en el día del juicio, y presentarán su influencia
como argumento para explicar su desobediencia a la ley de Dios.
Aunque esto no disculpará el pecado de ellos, será una terrible cuenta
contra Vd.