Página 490 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Los embajadores de Crist
Los embajadores de Cristo tienen una obra solemne e impor-
tante, que algunos consideran con demasiada ligereza. Mientras
Cristo es ministro del santuario celestial, es también, a través de sus
delegados, ministro de su iglesia en la tierra. Habla al pueblo por
medio de hombres elegidos, y lleva a cabo su obra por su intermedio,
como cuando, en los días de su humillación, andaba visiblemente
en la tierra. Aunque han pasado siglos, el transcurso del tiempo no
ha cambiado la promesa que hizo al separarse de sus discípulos:
“He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mun-
do.”
Mateo 28:20
. Desde la ascensión de Cristo hasta el presente,
hombres ordenados por Dios, que derivaron su autoridad de él, han
tenido que enseñar la fe. Cristo, el verdadero Pastor, dirige su obra
por intermedio de estos subpastores. De modo que la posición de
los que trabajan en el ministerio de la Palabra y enseñan la doctrina,
viene a ser muy importante. Ruegan a la gente, en lugar de Cristo,
que se reconcilie con Dios.
La gente no debe considerar a sus ministros como meros orado-
res, sino como embajadores de Cristo, que reciben su sabiduría y
poder de la gran Cabeza de la iglesia. El pasar por alto y despreciar la
palabra hablada por el representante de Cristo, es no sólo manifestar
falta de respeto al hombre, sino también al Maestro que lo envió. El
está en el lugar de Cristo; y la voz del Salvador debe ser oída en su
representante.
Prediquemos a Cristo
Muchos de nuestros ministros han cometido un grave error al dar
discursos completamente dedicados a los argumentos. Hay almas
que escuchan la teoría de la verdad y quedan impresionadas por
las evidencias que se presentan, y luego, si una parte del discurso
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revela a Cristo como Salvador del mundo, la semilla sembrada puede
Testimonios para la Iglesia 4:393-404 (1880)
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