Los testamentos y legados
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acción, disponen de la propiedad de Dios de una manera que no le
puede glorificar, porque ni un solo peso llegará jamás a la tesorería
del Señor. En algunos casos, estos hermanos aparentemente buenos
tuvieron consejeros que no eran consagrados, quienes los aconse-
jaron desde su punto de vista, y no según el parecer de Dios. Con
frecuencia se legan propiedades a hijos y nietos para perjuicio suyo
solamente. Ellos no sienten amor hacia Dios ni hacia la verdad, y
por lo tanto estos recursos, que son todos del Señor, pasan a las filas
de Satanás para ser manejados por él. Este es mucho más vigilante,
avizor y hábil que nuestros hermanos en lo que se refiere a idear
medios para asegurarse los recursos del Señor para su causa. Algu-
nos testamentos se hacen de manera tan precaria que no resisten la
prueba de la ley, y así se han perdido para la causa miles de pesos.
Nuestros hermanos deben considerar que sobre ellos, como fieles
siervos en la causa de Dios, descansa la responsabilidad de ejercitar
su intelecto, respecto de este asunto, y asegurar para el Señor lo que
le pertenece.
Mayordomía de los ancianos
Muchos manifiestan una delicadeza innecesaria al respecto.
Creen que están pisando en terreno prohibido cuando introducen
el tema de la propiedad al conversar con ancianos e inválidos, a
fin de saber cómo piensan disponer de ella. Pero este deber es tan
sagrado como el de predicar la Palabra para salvar almas. He aquí,
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por ejemplo, un hombre que tiene dinero o propiedades de Dios en
sus manos. Está por cambiar su mayordomía. Los recursos que Dios
le prestó para que fueran usados en su causa, ¿los colocará en las
manos de hombres perversos, sólo porque son parientes suyos? ¿No
sentirán interés y ansiedad los cristianos por el bienestar futuro de
este hombre tanto como por el interés de la causa de Dios, para que
disponga debidamente del dinero de su Señor, de los talentos que le
fueron prestados para que los aprovechase sabiamente? ¿Permane-
cerán impasibles sus hermanos, y le verán perder su asidero en esta
vida, robando al mismo tiempo a la tesorería de Dios? Esto sería
una terrible pérdida para él y para la causa, porque, al colocar sus
recursos en las manos de aquellos que no tienen consideración por