Página 523 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Los testamentos y legados
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haciendo donativos de vez en cuando, según la causa los necesite.
La muerte no llegará un día más temprano, hermanos, porque hayáis
hecho vuestro testamento. Al legar vuestra propiedad por testamento
a vuestros parientes, cuidad de no olvidar la causa de Dios. Sois sus
agentes, conservadores de su propiedad; y debéis considerar primero
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sus requerimientos. Vuestra esposa y vuestros hijos no han de ser
dejados en la indigencia; debéis proveer para ellos, si lo necesitan.
Pero no introduzcáis en vuestro testamento, simplemente porque
es costumbre hacerlo, una larga lista de parientes que no sufren
necesidad.
Téngase siempre presente que el egoísta sistema actual de dispo-
ner de la propiedad no es plan ideado por Dios, sino por el hombre.
Los cristianos deben ser reformadores y romper el sistema actual,
dando un aspecto completamente nuevo a la confección de los tes-
tamentos. Téngase también presente la idea de que es la propiedad
del Señor la que estamos manejando. La voluntad del Señor en este
asunto es ley. Si un hombre os hubiese hecho albaceas suyos, ¿no
estudiaríais detenidamente la voluntad del testador, para que ni si-
quiera la más pequeña cantidad recibiese mala aplicación? Vuestro
Amigo celestial os ha confiado una propiedad, y os ha indicado su
voluntad acerca de cómo debe usarse. Si se estudia esta voluntad
con corazón abnegado, lo que pertenece a Dios no se empleará para
malos fines. La causa del Señor ha sido vergonzosamente descui-
dada, cuando él ha otorgado a ciertos hombres recursos suficientes
para satisfacer toda emergencia si tan sólo ellos tuviesen corazones
agradecidos y obedientes.
Continuad dispensando con prudencia
Los que hacen su testamento no deben pensar que habiendo
hecho esto no tienen ya ningún deber; sino que, por lo contrario,
deben estar trabajando constantemente, usando los talentos que se
les ha confiado para fortalecer la causa de Dios. El ha ideado planes
para que todos puedan trabajar inteligentemente en la distribución
de sus recursos. No se propone sostener su obra mediante milagros.
Tiene unos pocos mayordomos fieles que economizan y usan sus
recursos para adelantar su causa. En vez de ser la abnegación y la
generosidad una excepción, debieran ser la regla. Las crecientes