Página 524 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

Basic HTML Version

520
Joyas de los Testimonios 1
necesidades de la causa de Dios requieren recursos. Constantemente
[563]
llegan pedidos de hombres de nuestro país y del extranjero para
solicitar que vayan mensajeros con la luz y la verdad. Esto requerirá
más obreros y recursos para sostenerlos.
Fluyen a la tesorería del Señor muy pocos recursos para ser
dedicados a la salvación de las almas, y eso mismo se consigue
tras arduo trabajo. Si se pudiesen abrir los ojos de todos para que
vieran cómo la codicia prevaleciente ha impedido el adelanto de la
obra de Dios, y cuánto más podría haberse hecho si todos hubiesen
seguido el plan de Dios en los diezmos y las ofrendas, muchos se
reformarían, porque no se atreverían a estorbar el progreso de la
causa de Dios como lo han hecho. La iglesia no se da cuenta de la
obra que podría hacer si lo entregase todo para Cristo. Un verdadero
espíritu de abnegación sería un argumento en favor de la realidad
y el poder del Evangelio que el mundo no podría contradecir ni
interpretar falsamente, y abundantes bendiciones se derramarían
sobre la iglesia.
Invito a nuestros hermanos a dejar de robar a Dios. Algunos
están en una situación tal que deben hacer sus testamentos. Pero al
hacerlos, deben tener cuidado de no dar a sus hijos e hijas recursos
que deberían fluir a la tesorería de Dios. Estos testamentos son con
frecuencia motivos de rencillas y disensiones. Para alabanza de los
hijos de Dios en la antigüedad, se registra que él no se avergonzaba
de ser llamado su Dios; y la razón dada es que en vez de buscar y
codiciar egoístamente las posesiones terrenales, o buscar su felicidad
en los placeres mundanales, se colocaban ellos mismos y todo lo que
tenían en las manos de Dios. Vivían sólo para su gloria, declarando
abiertamente que buscaban una patria mejor, a saber, la celestial.
Dios no se avergonzaba de un pueblo tal. No le deshonraba a los ojos
del mundo. La Majestad del cielo no se avergonzaba de llamarlos
hermanos.
Son muchos los que insisten en que no pueden hacer más para la
causa de Dios de lo que hacen ahora; pero no dan según su capacidad.
[564]
El Señor abre a veces los ojos cegados por el egoísmo, reduciendo
simplemente sus ingresos a la cantidad que están dispuestos a dar.
Se encuentran caballos muertos en el campo o el establo; el fuego
destruye casas o granjas, o fracasan las cosechas. En muchos casos,
Dios prueba al hombre con bendiciones, y si manifiesta infidelidad